Los ciberpunks, Quinta parte
Sección Editorial
- Por: Guillermo Fárber
- 02 Julio 2024, 01:56
“Como los escritores de los años 1970 y 1980 que asimilaron las obras clásicas y técnicas estilísticas de la nueva ola sin necesariamente conocer o conservar el estilo de los manifiestos y las ideologías que nacieron con ellos, los nuevos escritores muy bien pudieron haber leído Neuromancer al tiempo que la Fundación de Asimov, Todos sobre Zanzíbar de John Brunner, o Mundo Anillo de Larry Niven y no ver una discontinuidad, sino una serie continua.
El ensayo de Person aboga usando el término ‘posciberpunk’ para etiquetar los nuevos trabajos que estos escritores producen.
En esta visión, las historias típicas del posciberpunk continúan enfocándose en una atmósfera de datos ubicua de información computarizada y el aumento cibernético en el cuerpo humano, pero sin asumir la distopía. Buenos ejemplos pueden ser La era del diamante de Neal Stephenson o Transmetropolitan de Warren Ellis y Darick Robertson.
Como todas las categorías incluidas en la ciencia ficción, los límites del posciberpunk son susceptibles de cambiar o ser mal definidos. Para complicar el asunto, hay un mercado continuo de novelas ciberpunk ‘puras’ fuertemente influenciadas por el trabajo temprano de Gibson, como Carbono alterado de Richard Morgan.
Cine y televisión
La ‘lluvia digital’ que aparece en la serie de películas Matrix fue inspirada por los créditos iniciales de la película de anime Ghost in the Shell (1995).
En 1965, Jean-Luc Godard estrena Alphaville, un filme de ciencia ficción con elementos de novelas de ese mismo género, en la cual aparece un futuro distópico propio del ciberpunk, basado, probablemente en el que aparece en Un mundo feliz de Aldous Huxley. Un año después, se estrenó la película Fahrenheit 451, siendo la supuesta adaptación de la novela homónima de Ray Bradbury y considerada como una de los primeros largometrajes del cine distópico del ciberpunk.
La película Blade Runner (1982), adaptada del libro ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
de Philip K. Dick, se ubica en una distopía futura en la cual seres manufacturados llamados replicantes (en la novela, ‘andys’ o ‘andrillos’ dependiendo de la traducción) son usados como esclavos en colonias del espacio, y en la Tierra presa de varios cazadores de recompensas, quienes se encargan de ‘retirarlos’ (matarlos).
Aunque Blade Runner no fue un éxito en su lanzamiento, encontró un gran nicho en el mercado de alquiler de películas. Puesto que la película omite los elementos religiosos y míticos de la novela de Dick (por ejemplo, cajas de empatía y Wilbur Mercer), cae más estrictamente dentro del género ciberpunk que la novela. William Gibson revelaría después que la primera vez que vio la película, se había sorprendido mucho de cómo la apariencia de esta película era similar a su visión cuando estaba trabajando en Neuromancer.
Aunque no fue hasta principios de los 90 cuando se consagró como un género de denominación popular, gracias a numerosas películas, entre las que destacan Hardware o Death Machine.
Según lo mencionado anteriormente, la serie de televisión Max Headroom también expandió el ciberpunk, quizá con un éxito más popular que los primeros trabajos escritos del género.
La franquicia Blade Runner ha inspirado en las películas y animes posteriores por su oscuro estilo ciberpunk y diseño futurista, tales como Akira, Johnny Mnemonic, Minority Report, Yo, robot, Bubblegum Crisis y Psycho-Pass.
El número de películas de este género, o por lo menos de uno de sus elementos ha crecido constantemente desde Blade Runner. Varios de los trabajos de Philip K. Dick se han adaptado a la pantalla gigante, con elementos ciberpunk llegando a ser típicamente dominantes, los ejemplos incluyen Screamers (1996), Minority Report (2002), Paycheck (2003) y Una mirada a la oscuridad (2006).
Pero desafortunadamente para el argumento original, la película Johnny Mnemonic (1995) fue un fracaso, comercialmente y para la crítica. Los fans de Gibson reclaman que el argumento se desvió sustancialmente del trabajo original, aún cuando el mismo Gibson escribió el guion final.
El director Darren Aronofsky ubica su ópera prima π (1998) en una Nueva York actual, pero construyó el libreto con influencias de la estética ciberpunk.
De acuerdo con comentarios del DVD, él hizo esta producción usando deliberadamente máquinas antiguas (como el disquete de 5-¼ de pulgada), imitando el estilo tecnológico de Brazil (1985), para crear una ‘sensación’ ciberpunk. Aronofsky describe el Chinatown, donde se ubica la película, como ‘el vecindario ciberpunk después de Nueva York’”.
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