Este miércoles 5 de marzo habrá un choque de fuerzas en el ámbito de la de por sí emproblemada ganadería de Nuevo León, donde se medirán dos facciones que luchan por dirigir al gremio.
En esta fecha, al filo del mediodía, se vivirá una elección para renovar la dirigencia de la Unión Ganadera Regional de Nuevo León, controlada durante décadas por prácticamente la misma familia, los De la Garza Tijerina.
Lo cierto es que se habla poco últimamente de la ganadería en este estado, y más cuando la entidad está bajo los reflectores por ser potencia industrial de México y “perla” del nearshoring, pero lo cierto es que Nuevo León ha sido tradicionalmente poderoso en términos de producción de ganado bovino, o al menos lo era hasta hace muy poco.
Hoy la realidad es que hay una severa crisis —o al menos en ello coinciden decenas de voces—, y el principal problema deriva en que Nuevo León perdió a finales del 2023 el estatus sanitario que le permitía exportar ganado a Estados Unidos, lo cual le genera pérdidas anuales por unos $400 millones de pesos, de acuerdo a reportes de los propios ganaderos.
Los que la sufren, afirman, son tanto los productores como los criadores, e incluso quienes comercializan con la genética ganadera, pues aquí hay unas 10,000 reses de registro de raza.
La venta de becerros de engorda es la que ha sufrido el mayor impacto, pues las exportaciones han caído en unas 30,000 cabezas anuales, lo que por sí solo representa una pérdida de unos $225 millones.
El precio de los becerros de Nuevo León ha caído severamente frente al que manejan los estados vecinos.
Y mientras Nuevo León está impedido para vender a EUA, en Coahuila y Tamaulipas, pero también en Durango, Chihuahua y Sonora, se están dando vuelo supliendo el hueco que dejan los nuevoleoneses.
¿Y a qué se debe esta pérdida del registro?
En diciembre del 2023, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos ya no le renovó a Nuevo León la certificación fitosanitaria, debido a “fallas en los protocolos de movilización de reses en el estado”.
Esto indica que se trata más de un problema de burocracia y falta de coordinación que de algún problema real de higiene en la producción, pues no se ha reportado ninguna enfermedad en lo absoluto en el ganado nuevoleonés.
El colmo del asunto es que Estados Unidos sí necesita comprar más ganado mexicano, pues la sequía de hace algunos años provocó que la producción cayera y se perdieran unas 3 millones de cabezas en ese país entre 2019 y 2022.
Sin embargo, algo ha ocurrido en Nuevo León que no ha permitido que los ganaderos logren recuperar su licencia de exportación, y algunos lo achacan al enquistamiento de los mismos grupos en la unión ganadera, mientras que otros lo atribuyen a una falta de coordinación con autoridades.
En medio de esta crisis, los ganaderos se han dividido en torno a la elección de este miércoles 5 de marzo.
La Unión Ganadera es presidida desde hace 15 años por el también dos veces diputado local Adrián De la Garza Tijerina, hijo de quien fuera uno de los mayores líderes de la misma asociación, Arturo de la Garza González, a su vez hijo del exgobernador Arturo B. de la Garza.
Una dinastía que prácticamente controla al gremio desde hace unos 70 años.
Del otro lado, compite por la posición el diputado local de Movimiento Ciudadano, Armando Víctor Gutiérrez Canales, oriundo de Parás y Agualeguas, que tiene el apoyo del gobernador Samuel García y quien prácticamente está desatando una revuelta entre ganaderos que se dicen mal manejados, afectados por procesos poco transparentes y hasta amenazados por la actual dirigencia.
Gutiérrez Canales reunió recientemente a más de 300 productores en un hotel del centro de Monterrey y su movimiento podría cambiar la nueva historia de la ganadería de Nuevo León.
Veremos para dónde apunta la decisión de los ganaderos, pero lo cierto es que quien quede tiene que sacarlos de esta tremenda crisis.