Podemos tildar de muy buena la noticia emanada de Palacio Nacional; donde, a presión de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), se logra echar atrás la iniciativa de reforma a la ley del ISSSTE, organismo que alberga a los trabajadores del Estado federal; ahí están enmarcados los maestros federales. Estos mentores, que no en todos los Estados de la República Mexicana responden o apoyan con la misma intensidad, se sienten, hasta cierto punto, contentos con la acertada decisión presidencial. Porque han de saber ustedes que existe un gran grupo de agremiados también del SNTE que sí presionan (y de qué manera) para hacer valer sus derechos laborales, sindicales y amenazas venideras; estos son los mentores de Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Chihuahua, Tamaulipas, CDMX, etcétera.
A ver, si no se trata de evidenciar a nadie, mucho menos de sobresaltar la fuerza política de otros, sino de poner los puntos sobre las “ies” y las tildes en las “tes”. Pero no es otra cosa que la Coordinadora de maestros ha venido luchando (a su modo) sobre temas que les parecen justos y equitativos desde inicio de los años ochenta del siglo anterior, y producto de ello todos los docentes del país gozamos de sus beneficios: la verdad como es. Asimismo, las conquistas laborales que, en su momento, el SNTE logró, ellos (los de la Coordinadora) gozaron a su vez de los beneficios. Es innegable esta aseveración.
Entrando en materia de lo sucedido antier en Palacio Nacional, aquí precisamente cabe hacer una gran pregunta: ¿Por qué, cuando le tocó el turno de diálogo de negociación con los titulares del contrato colectivo, el SNTE, la primera magistrada nacional, Dra. Claudia Sheinbaum, no pronunció nada en absoluto? Sin embargo, días después de recibir a los integrantes de Coordinadora, de inmediato, después de algunos acuerdos, claro está, ¡se anuncia “la retirada” de la propuesta inicial de cuenta! ¿Acaso hay más peso específico en estos últimos que en los primeros, toda vez que de aquellos depende la paz laboral y la unidad requerida por la presidenta Claudia ante los aranceles tan comentados e instalados “a chaleco” por el presidente norteamericano Donald Trump?
Hay que dejar muy en claro que el “estilo de decisiones” de la actual presidenta de México es muy diferente al del presidente anterior, AMLO. Por un lado, Andrés Manuel estaba en campaña. ¿Él en campaña? Así es, estuvo casi todo su sexenio promoviéndose y promoviendo su partido político. Al final de cuentas, las cosas le resultaron “un éxito”. Sin embargo, prometió mucho y cumplió con parcialidades.
En resumen, López Obrador juró al magisterio nacional promover una reforma a la ley del ISSSTE donde los “teachers” se jubilaran “con salario y edad dignos”, entre otras cosas. Llegó al fin de su mandato: y ¡nada!
Ya en este sexenio presidencial, la propuesta de reforma expuesta y ofrecida por Martí Batres, director general del ISSSTE, de seguro ofrecía otras cosas de las prometidas, por lo que el magisterio (no todo, por cierto) se “levantó en armas”. La presidenta Sheinbaum, previo análisis político, acertadamente anula la iniciativa de ley e iniciarán (quién sabe cuándo y a qué hora) las negociaciones para instaurar una nueva reforma constitucional donde “los profes” estén conformes; primero con sus promesas incumplidas; luego con lo equiparable con jubilaciones justas y dignas.
Hasta donde se sabe por los voceros de la Coordinadora, la propuesta de la presidenta Claudia es “estacionar” la jubilación en las mujeres en 56 años de edad; en los hombres, en 58 años, respectivamente. La pregunta de los sesenta y cuatro mil millones es: ¿Y en lo que respecta al tope salarial? ¿A la jubilación tasada en UMAS y no en salarios mínimos? Asimismo, ¿dónde quedó lo de que la jubilación sería, cuando menos, con el salario que actualmente tiene la docencia? Es por ello que afirmamos: ¡Qué bueno que se echó para atrás la iniciativa de ley del ISSSTE! Pero… La verdad como es, se tenía que decir y se dijo. Hasta la próxima.