Opinión

La transformación es de todos

Sección Editorial

  • Por: Clara Luz Flores Carrales
  • 12 Noviembre 2024, 00:07

Presente y Futuro

Una de las costumbres y viejas creencias que deberíamos cambiar como personas es la de esperar a que los demás hagan algo por nosotros.

Más bien, deberíamos tomar una postura activa, dispuesta a aportar valor y a servir a los demás, en lugar de esperar a servirme de ellos.

Me parece que deberíamos erradicar la cultura del paternalismo, en la que espero que los gobiernos o las instituciones me resuelvan todo, cuando es a mí a quien me tocaría comenzar a cambiar, desde casa y conmigo misma.

México está viviendo una transformación de fondo, y en ella debemos ser nosotros los protagonistas, haciendo lo que cada uno de nosotros nos corresponde.

Así, es una buena oportunidad para sumarnos al esfuerzo que encabeza la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, para construir la paz desde las causas, y tener claro que todos podemos colaborar aquí en Nuevo León y en todo el país.

El programa que ella implementó cuando fue jefa de gobierno de la Ciudad de México, “Junt@s construyendo la paz”, y que estuvo ligado a los programas que coordinaba el gobierno de la República con las entidades federativas, como el de “Jóvenes construyendo el futuro”, sentó las bases para ir al fondo, a la raíz de los asuntos relevantes del tejido social, para poder prevenir y hacer un frente contra la delincuencia, así como a favor de la justicia y el bienestar social.

Hay que voltear a ver a las familias como la célula más importante de la sociedad, independientemente del tipo que sean; regresar a los valores universales y poner el ejemplo en casa, desde donde debemos comenzar a trabajar para contribuir a nuestro estado y a nuestro país.

En un mundo donde la tecnología está rebasando a las relaciones humanas, y que viaja estrepitosamente, cambiando de prototipos en poco tiempo, es necesario tener la sabiduría y la capacidad de entender cómo nos ajustamos a esos procesos, y cómo retomamos los valores inherentes a las personas, por el simple hecho de ser humanos.

Abolir la costumbre de mentir, de beneficiarse de los demás, de robar, de no darle su lugar a las autoridades, de los pleitos políticos y la búsqueda de intereses personales, así como de muchas otras actitudes que, como sociedad, lamentablemente parece que hemos normalizado.

Construyamos la paz entre todos, desde las bases, desde nuestros hogares.

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