Esta semana tendré el honor de asistir a la segunda Conferencia Anual de Manufactura de América del Norte, que se celebrará en Ottawa, Canadá. Este evento de relevancia internacional es organizado por la Canadian Manufacturers & Exporters (CM&E), la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (CONCAMIN) y la Asociación Nacional de Manufactureros de EE. UU (NAM).
Con una convocatoria que reunirá a aproximadamente doscientos líderes de la industria manufacturera y funcionarios gubernamentales de los tres países, se espera que este foro se convierta en un espacio clave para el diálogo y la formulación de estrategias y soluciones.
En particular, participaré como panelista en el foro titulado "Driving Local and Regional Growth through North American Trade", programado para el miércoles 20 de noviembre. El objetivo de este foro es discutir la importancia del sector manufacturero en el crecimiento económico, la seguridad y la calidad de vida de la región.
La Conferencia llega en un momento crucial.
Los mercados de México, Estados Unidos y Canadá han experimentado una profunda integración a lo largo de las últimas tres décadas, desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, que sentó las bases de una relación comercial sin precedentes en la historia moderna. Esta relación se consolidó aún más con la firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2020, un acuerdo renovado que refleja los intereses y las realidades actuales de nuestras economías.
Este proceso de integración no solo ha transformado el comercio, sino que también ha moldeado la competitividad global de la región.
En el caso de México, el país ha experimentado una transformación económica, política y social a lo largo de estos 30 años. Lo que comenzó como un país que principalmente se beneficiaba de los acuerdos comerciales, ha evolucionado para convertirse en un actor clave dentro de la cadena de suministro global.
Hoy en día, México no solo es un socio estratégico para los Estados Unidos y Canadá, sino que es un motor esencial en sectores como la automotriz, la electrónica, la aeronáutica, la tecnología, entre otros. Esta transformación ha posicionado a nuestro país como un aliado fundamental para garantizar la competitividad y el crecimiento económico en la región.
A pesar de los avances significativos que hemos logrado, persisten diversos desafíos que debemos abordar México, Estados Unidos y Canadá. La revisión del T-MEC, que se llevará a cabo en 2026, representa una oportunidad invaluable para replantear nuestra relación comercial y tomar decisiones estratégicas que fortalezcan aún más la integración de nuestros mercados. En este contexto, es fundamental que pensemos de manera conjunta, como socios igualitarios, sobre el futuro de la manufactura en América del Norte, superando las barreras regulatorias y logísticas que aún limitan el potencial de nuestras economías.
Es innegable que, a pesar de todo lo que se ha logrado en términos de integración comercial y competitividad, persisten barreras regulatorias, arancelarias y de infraestructura que dificultan un crecimiento más rápido y sostenible para nuestra región. Por ello, la Conferencia Anual de Manufactura de América del Norte es un espacio invaluable para reflexionar sobre estos temas, compartir experiencias y, sobre todo, definir las acciones necesarias para continuar avanzando como región.
Hoy en día, América del Norte es una de las regiones comerciales más importantes del mundo. En Ottawa, podremos contribuir al diálogo que, sin duda, trazará el camino hacia un futuro más integrado, competitivo y sostenible para nuestra región.