Samuel García muestra sus mejores talentos // Noroña se encasta contra Morena // Dilemas familiares de Ebrard // Viene guerra comercial México-EUA
Hay que reconocerle al gobernador Samuel García su empeño personal por restablecer el suministro de agua en el Área Metropolitana de Monterrey (AMM).
Quienes visitamos las zonas dañadas por la tormenta Alberto, calculamos que las reparaciones sólo se cumplirían a largo plazo.
Me consta que Samuel García advirtió con oportuna anticipación, como nadie, dicha contingencia meteorológica; recorrió colonias afectadas, sobrevoló las presas casi llenas y emprendió la gestión de recursos federales (proceso complejo y enfadoso que otros mandatarios estatales menos emprendedores y proactivos, suelen delegar a sus subordinados).
Samuel, en cambio, negoció personalmente recursos y apoyos federales para este tipo de desastres naturales.
Dicho de otro modo, les guste o no a sus adversarios y a los escépticos que siempre los hay, Samuel dio la cara y cumplió con lo encomendado.
Con relación a la presa El Cuchillo, precisemos que no fue un trasvase sino una medida preventiva, dado que El Cuchillo está, para fortuna nuestra, a su máxima capacidad, por lo que era necesario el desfogue controlado de 100 metros cúbicos de agua por segundo, hasta que el nivel del embalse se estabilice.
De esta forma se garantiza la seguridad de la infraestructura y sobre todo de la población aledaña, como bien señaló el gobernador.
¿No crees que por más suspicacias que se guarde hacia los gobernantes, se le debe reconocer a Samuel García su esmerado afán por resolver esta contingencia, aprovechando además las grandes reservas de agua que nos ofreció la tormenta Alberto para paliar la sequía en Nuevo León que parecía no tener fin?
Por cierto, hay gente en la política que sí alberga motivos para enfadarse con justa razón. Uno de ellos es el senador electo Gerardo Fernández Noroña. A fin de desplazarlo de la competencia por la coordinación de senadores de la 4T o de una cartera en el próximo gabinete presidencial (acaso bien merecida porque en el proceso interno de las seis corcholatas quedó Noroña en tercer lugar de las encuestas), se le regatean y le riñen su derecho a patalear por estos espacios de poder.
Corcholatas que quedaron en sitios popularmente inferiores como Marcelo Ebrard (perfilado para la Secretaría de Economía), Ricardo Monreal (próximo coordinador de diputados federales) o Adán Augusto López (próximo coordinador de senadores) no gozaron ni de lejos del arrastre de simpatía entre los encuestados como sí lo consiguió Noroña.
En respuesta a los reclamos del siempre polémico político y tribuno, Claudia Sheinbaum apela al pedigrí morenista de los citados frente a la condición marginal de Noroña, quien por años ha representado al PT sin afiliarse como militante de esa formación política y ahora se alinea al partido Morena también en posición de mero compañero de ruta.
Sin embargo, cabría señalar que Noroña no tiene los conflictos de interés que pudieran cargar políticos experimentados como Ebrard, cuyo hermano (lo he investigado a fondo) representa los intereses comerciales de empresas chinas justo cuando el gobierno mexicano enfrenta una demanda interpuesta por la empresa china Ganfeng Lithium Group y subsidiarias, cuyas concesiones de litio fueron canceladas tras la nacionalización de este preciado metal.
¿Cuál será eventualmente el posicionamiento de Marcelo en caso de que México pierda esta demanda y tengamos que indemnizar a los chinos?
El anterior dilema no es exclusivo de Ebrard. También involucrará a otros actores políticos como Juan Ramón de la Fuente (próximo secretario de Relaciones Exteriores), quien igualmente ha cortejado a China y en su libro La sociedad dolida: el malestar ciudadano diagnostica a Donald Trump como un “desequilibrado mental” con tendencias paranoicas y narcisistas.
El equivalente de Juan Ramón en el gabinete de Trump, en caso de que este gane la presidencia en noviembre, será Mike Pompeo, posible Secretario de Estado, quien a su vez se expresa pésimo de AMLO acusándolo de “autoritario” en el reciente artículo publicado por el Wall Street Journal: “El legado radical de AMLO en México”.
De pronóstico reservado tirando a riña campal, será entonces la relación diplomática entre los dos encargados de las relaciones exteriores de México y EUA, respectivamente, con dos personalidades que se odian sin cortapisas. De ahí que se avizore en el horizonte geopolítico una tormenta de guerra comercial entre nuestro país y el vecino del norte con todo y una posible aniquilación del T-MEC en 2026, año en que tendrá que ser revisado este tratado, como lo señala el propio Pompeo.
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