¿Cuánto has gastado en los últimos 15 días en compras, regalos y detallitos? ¿Alguna vez te has puesto a pensar a dónde van a parar las cosas que compramos?
En días recientes, mi esposo y yo vimos el nuevo documental de Netflix Compra ahora y qué cosa… Son 84 minutos de entrevistas a personas que han trabajado para Amazon, Nike y otras marcas que se esfuerzan por vendernos 24/7.
Vemos publicidad en todas partes. Te recomiendo que veas este documental, porque te pone a reflexionar sobre los efectos de la producción descontrolada de ropa, electrónicos, juguetes y todo lo que compramos.
Y la gran pregunta que no nos hacemos antes de comprar es: ¿dónde van a parar estos productos cuando ya no nos sirven? En el documental, te muestran imágenes de lugares donde se desechan por toneladas, ropa o electrónicos.
Países como Ghana, que, en lugar de ayuda, ven cómo se contaminan sus mares y ríos con la ropa que se desecha en otras partes del mundo. Además, el poliéster de las telas con las que se hacen estos productos tiene microfibras de plástico que contaminan los océanos.
Este documental me recordó otros que hemos visto, como Obsolescencia programada: Comprar, tirar, comprar. Esta definición se refiere a cómo los productos están diseñados para que, en lugar de repararlos, compres uno nuevo. Antes, los electrodomésticos duraban años; ahora, te sale más cara la reparación que comprar uno nuevo.
Muchos productos, como los celulares, están sellados de forma que no te conviene abrirlos para repararlo, lo que te obliga a comprar uno nuevo. Una vez más, nos convertimos en el producto: somos los que compramos, nos necesitan las marcas para que mantengamos esa máquina capitalista andando.
Cuando compramos de forma presencial o en línea, nuestro cerebro produce dopamina. Nos da placer dar ese click para sentir que ya es nuestro eso que aparece en pantalla o en la tienda. Pero no pensamos en qué va a pasar cuando ya no necesitemos lo que estamos comprando.
¿Estoy protegiendo al planeta con esta compra? En Estados Unidos, hay 19 millones de personas conocidas como acumuladores compulsivos.
Esto representa entre un 3% y un 6% de la población. Esto es un padecimiento mental que, de hecho, desde 2013 forma parte del DSM-5, la guía para diagnósticos de salud mental. Incluso hay un programa de televisión llamado Obsesivos Compulsivos, que también encuentras en Netflix.
Me puse a ver un capítulo y no puedes creer cómo puede una persona vivir así. En el programa, un equipo de especialistas ayuda y acompaña a la persona que se aborda en el capítulo, y al final del programa puedes ver el antes y el después.
Qué bien se siente ver el después. Hoy quise hablar de este tema porque es muy común que, en estas fechas, compramos sin pensar. Nos endeudamos para iniciar el año pagando los “detallitos” de diciembre.
Es insostenible. Cuidemos al planeta y nuestras finanzas familiares. Les recomiendo seguir en redes sociales a @bodegacero, un local ubicado cerca del Tec, que vende productos a granel con empaques sin plástico, y además hacen eventos de trueques de ropa, accesorios y cosas del hogar.
El fin de semana pasado nos lanzamos a conocerlos y quedamos muy impactados. La dueña es exalumna del Tec, y es Ingeniera en Desarrollo Sustentable. Su proyecto vale mucho la pena; necesitamos más emprendedores que vean por el bien común y no sólo por el bien personal.
Y así hay muchos otros proyectos de trueque de cuentos, libros, ropa, mercaditos de segunda mano. Todo esto es la antítesis de lo que las marcas nos quieren vender. Seamos consumidores inteligentes e informados.
El planeta lo va a agradecer y tu cartera también. Gracias por leerme. Escríbeme a mi correo: familiaviva@marysolflores.com o síguenos en redes sociales como: @familiaviva.mx