El oro va por los 3,000 dólares; la plata en máximos de 12 años
Inteligencia Financiera Global
El mercado del oro está experimentando un alza notable, impulsado por el temor a la inflación, el exceso fiscal global, la expansión mundial de la deuda y las políticas monetarias expansivas que han caracterizado a casi todas las economías del mundo.
En su más reciente informe, Michael Hartnett, director general y estratega jefe de inversiones en BofA Global Research, pronostica que el oro superará la barrera de los $3,000 dólares por onza, en un contexto económico global cada vez más incierto. Estamos de acuerdo.
Al momento del cierre de este artículo, el oro cotiza a $2,761 dólares la onza troy.
A medida que los inversionistas buscan refugio ante la inestabilidad macroeconómica, el oro se ha consolidado como uno de los principales activos para protegerse de la erosión del poder adquisitivo. Hartnett recuerda que, durante la crisis financiera de 2008, el oro alcanzó niveles cercanos a los $1,900 dólares por onza, y durante la pandemia de 2020, cuando los gobiernos implementaron políticas fiscales expansivas para estimular sus economías, el oro volvió a romper récords al superar los $2,000 dólares. Todos los registros máximos anteriores siguen quedando atrás.
Hoy en día, con la deuda pública de Estados Unidos alcanzando niveles récord y las presiones inflacionarias disminuyendo el valor de los activos financieros tradicionales, Hartnett sostiene que las condiciones están dadas para que el oro continúe su ascenso. De hecho, como le digo, la tendencia indica que podría seguir subiendo hasta superar los $3,000 dólares en los próximos meses.
Uno de los factores clave que impulsa el precio del oro, según Hartnett, es el "exceso fiscal" que caracteriza a las economías desarrolladas. En Estados Unidos, el gasto del gobierno ha aumentado de manera alarmante en los últimos años; en 2019, el gasto público era de $4.5 billones de dólares, mientras que hoy se sitúa en 6.9 billones. La deuda nacional también ha escalado de $23.2 billones de dólares en 2019 a $35.4 billones en la actualidad.
Este incremento desmesurado en el gasto financiado por deuda ha generado una presión inflacionaria que obliga a los inversores a buscar activos que puedan proteger su capital frente a la pérdida del valor del dólar.
Además, Hartnett señala que ninguno de los candidatos presidenciales de Estados Unidos tiene un plan concreto para equilibrar el presupuesto, lo que implica que el ciclo de endeudamiento continuará en el futuro previsible. A medida que el gobierno sigue emitiendo deuda para financiar su déficit fiscal, los bonos gubernamentales están en una tendencia bajista estructural, y los inversores están abandonando estos instrumentos en busca de alternativas más seguras como el oro.
El entorno inflacionario también está siendo impulsado por las políticas monetarias expansivas de los principales bancos centrales del mundo, que han comenzado ya un nuevo ciclo bajista de tasas de interés para estimular todavía más el endeudamiento público y privado.
Para el analista del Bank of America, la determinación de la Reserva Federal de reducir las tasas de interés reales en los próximos trimestres incrementará aún más la demanda y los precios del oro, ya que los inversores buscarán protegerse contra la depreciación del dólar y abandonarían también instrumentos de renta fija al ver comprimir sus rendimientos por la baja de los tipos de interés.
El papel de China
China, la segunda economía más grande del mundo, está implementando un estímulo económico masivo equivalente al 1.5% de su PIB para reactivar su sector inmobiliario y aumentar el consumo doméstico. Hartnett destaca que, a diferencia de estímulos anteriores, el enfoque de China esta vez está en los hogares, ya que el consumo en ese país representa solo el 39% de su PIB, una cifra muy baja en comparación con otros mercados emergentes como México (70%) o Brasil (63%).
Este aumento en el consumo chino podría generar un impacto positivo en el crecimiento global a corto plazo, pero también plantea preguntas sobre la sostenibilidad del estímulo a largo plazo. Si el impulso fiscal de China no logra revivir su economía de manera sostenida, podría haber repercusiones negativas en los mercados globales, lo que impulsaría aún más la demanda de oro como refugio.
China es, además, el principal consumidor global del metal precioso y la actual crisis no hará más que disparar aún más su demanda.
Otro de los indicadores más reveladores del aumento en el precio del oro es el cambio en los flujos de capital, pues según el análisis de Hartnett, en las últimas semanas se ha producido una salida masiva de efectivo y acciones tecnológicas, mientras que el oro y las criptomonedas han recibido importantes entradas de capital. En concreto, el oro ha recibido $1,200 millones de dólares en las últimas 12 semanas, la mayor entrada de capital en este período, lo que sugiere que los inversionistas están cada vez más preocupados por la inflación y el debilitamiento del dólar.
El oro en pesos aún “barato” por tipo de cambio
Si bien el oro en pesos mexicanos también está en máximos nunca vistos (el centenario de oro se vende ya en más de $70,000 pesos esta semana), lo cierto es que el tipo de cambio ayuda a que no cotice tan alto aún.
Sin embargo, en el contexto de las elecciones presidenciales estadounidenses, eso podría cambiar pronto, sobre todo si se confirma un triunfo de Donald Trump como el que anticipan las encuestas. El regreso del expresidente a la Casa Blanca casi con total seguridad meterá presión alcista al precio del dólar, como lo hizo hace 8 años que llegó por primera vez.
Sea como fuere, lo único cierto es que los datos revelan una economía mexicana estancada y desacelerándose más hacia 2025, lo que convierte al peso y las inversiones financieras en mercados nacionales en activos a evitar en el futuro próximo.