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Opinión

Pongamos de moda la generosidad

Familia Viva

Últimamente, me he sentido profundamente atraída por ayudar a los demás. No sé si es el espíritu de la Navidad, pero hace un mes tuve la oportunidad de presentar mi cuento infantil: ¿Y qué tal si confías en mí? en una escuela pública. Fue una experiencia tan emocionante que salí de ahí con un deseo inmenso de hacer más.   

La invitación vino de una asociación llamada FormaT, que trabaja con varias escuelas públicas. Durante mi visita, me compartieron uno de sus sueños: crear bibliotecas infantiles o salas de lectura en cada escuela con la que colaboran.

Y algo en mí se encendió. Sentí un llamado a ayudarles a hacer este sueño realidad. Le hablé a mi amiga Lulú, de Bibliotecas Run Run, quien es especialista en literatura infantil y tiene experiencia en la creación de salas de lectura. No dudó en sumarse a esta aventura.  Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de que la tarea no era sencilla. Cada sala requiere un promedio de 350 cuentos, y el proyecto abarca nueve escuelas. El reto parecía abrumador, pero la generosidad tiene una forma increíble de actuar. Las personas somos generosas por naturaleza y sólo necesitamos que nos digan qué hacer o a qué proyecto sumarnos.  

Lanzamos una convocatoria para reunir cuentos, libreros, tapetes y materiales, y lo increíble ocurrió: la respuesta fue abrumadora. En sólo diez días, logramos reunir todo lo necesario para equipar siete de las nueve salas de lectura. Personas de todas partes comenzaron a donar libros, materiales, tiempo y energía. Especialmente, quiero agradecer al Colegio Panamerican School, que nos sorprendió con la donación de más de 2,000 libros infantiles.  

Esta experiencia me ha transformado: me siento más esperanzada, pero también llena de una alegría que hacía tiempo no experimentaba. Me despierto temprano, llena de ideas sobre cómo sumar más personas al proyecto. Los mensajes de apoyo y las muestras de buena voluntad me han recordado algo fundamental: cuando colaboramos desinteresadamente, no solo transformamos la realidad de otros, sino también la nuestra.  

Y esto está conectado a nuestra biología, ya que la generosidad está profundamente vinculado con nuestro cerebro debido a cómo influye en nuestra química, nuestras conexiones neuronales y nuestra percepción del bienestar.

Te cuento tres formas en las que se enciende alto en nuestra mente: Activa el circuito de recompensa: Cuando realizamos actos de generosidad, nuestro cerebro libera dopamina, un neurotransmisor asociado al placer y la felicidad.

También se libera oxitocina, conocida como la "hormona del amor", que fortalece los lazos sociales y nos hace sentir más conectados con los demás. Estas sustancias generan una sensación de bienestar que refuerza nuestro deseo de seguir ayudando. Reduce el estrés y fomenta la salud mental: La generosidad activa regiones cerebrales asociadas con la empatía y la toma de perspectiva, como la corteza prefrontal y la ínsula.

Además, los estudios muestran que ayudar a los demás puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Esto tiene un impacto positivo en nuestra salud mental, promoviendo calma y equilibrio personal. Fortalece las conexiones neuronales: Cuando somos generosos, especialmente en actividades que implican interacción social, nuestro cerebro refuerza las conexiones en las áreas relacionadas con el aprendizaje y la memoria.

Esto no solo mejora nuestras habilidades cognitivas, sino que también fortalece nuestra capacidad para comprender y responder a las necesidades de otros, creando un círculo virtuoso de altruismo y empatía. Un neurocientífico destacado que ha estudiado la relación entre el cerebro y la generosidad es el Dr. Jordan Grafman, director del Brain Injury Research Program.

Ha realizado investigaciones clave sobre las bases neurológicas de la generosidad y cómo las decisiones altruistas están vinculadas a la actividad cerebral. Esto respalda la idea de que ser generoso no es solo un acto moral, sino que también nos hace sentir bien a nivel biológico. 

Ahora entiendo por qué este proyecto de las bibliotecas me ha hecho sentir tan emocionada y con energía. Hoy quiero invitarte a que pongamos de moda la generosidad. Porque cuando ayudamos, también nos ayudamos a nosotros mismos a ser más humanos, más solidarios, más felices. ¿Te animas a sumarte a este movimiento? Si quieres ser parte del proyecto de bibliotecas en escuelas públicas, escríbeme a mi correo: familiaviva@marysolflores.com o síguenos en redes sociales como: @familiaviva.mx

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