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Opinión

Siete puntos: ¿Reduflación de la escucha?

Siete puntos

1. Por si no conocías la palabra, la reduflación, del inglés shrinkflation, es el proceso por el cual algunas mercancías se reducen en tamaño o cantidad, mientras que sus precios siguen siendo los mismos o, inclusive, aumentan. 

Toma en la tienda de conveniencia una bolsa de papitas, y al oprimirla constatarás que la mitad es de la sabrosa -aunque dañina- fritanga y la otra es de aire. El problema es que constantemente incrementan su precio sin avisar y, a la vez, le dan una bajadita a los gramos. Como dicen en el rancho: lo mismo pero menos.

2. Aunque el término surge como tal en el 2010, ya desde finales de los 80’s del siglo pasado se practicaba la reduflación. Un ejemplo. American Airlines decidió, por esas fechas, quitar ingredientes a la ensalada que ofrecía en cada servicio de comida de sus vuelos, sin informar, obvio, al consumidor, y ahorrándose así millones de dólares. Solo pasajeros muy sibaritas captaron la diferencia, pero el objetivo estaba cumplido: no cancelaron sus pasajes por esa razón. Hoy casi todas las líneas aéreas te cobran por cada detalle: asignación de asiento, equipaje documentado, kilos extras…

3. En el peso de tu maleta, refrescos y golosinas -hasta agua- para, se supone, no afectar el precio del boleto, aunque sí se impacta día a día. Durante mucho tiempo comí una pasta con camarones que ofrecía un conocido restaurante. Me gustaba porque la porción mediana que yo escogía traía 12 mariscos, de buen tamaño, y abundante parmesano. Después de un año ya me la servían con ocho, ahora de menor volumen, y deshabrida. Dejé de pedirla, pues ya venía con cuatro, y casi minúsculos, sin queso. Eso sí, el precio aumentaba como mi molestia: de manera exponencial.

4. Este siglo se ha distinguido por quitarle su esencia a muchos artículos de consumo, lo que no constituye una reduflación, ya que sobre aviso no hay engaño. Podemos beber cerveza sin alcohol, refrescos azucarados carentes de glucosa y leche sin lactosa; fumar cigarrillos sin nicotina y tomarnos un cafecito que no contiene cafeína; ya hay panes sin harina, salmón sin mercurio, pollos sin hormonas y pronto tendremos tortillas de maíz… ¡que no se originan en ese grano! ¿Y que tal los tacos, sí, tacos de pollo envueltos en lechuga?

5. Pero la reduflación no solo tiene implicaciones económicas, sino también sociales. La cita de la doctora, que te dedicó 30 minutos en la primera entrevista, ahora dura solo 15, pero pagando los $1,500 pesos de siempre. 

El ramo de rosas que le llevas a la amada en cada cita sigue costando lo mismo, pero ya no trae 20 flores sino solo 10. 

La misa que mandas decir por tu papá, en su aniversario de fallecimiento, se te ofreció con coro, flores e incienso en la primera ocasión, hoy ya no, pero te siguen pidiendo la misma “colaboración voluntaria” en la parroquia.

6. Mantener la calidad en nuestro servicio no es una preocupación exclusiva de las empresas, o de quien comercializa algún producto, sino de todos nosotros, que interactuamos con más o menos personas. Un ejemplo lo constituye la escucha. Y es que puedo atender tu llamada, en la que me confías algo muy delicado para ti, mientras veo la televisión, tecleo en la computadora y mando WhatsApps por mi celular, o dejar de lado cualquier aparato y escucharte no solo con los oídos de mi cuerpo, sino también con los del corazón. No apliquemos la reduflación a la escucha, a la vida.

7. Cierre icónico. ¿Imaginas a un Cardenal presente, con su vestimenta clerical incluida, en la apertura de la convención nacional de un partido político, y en la que se designará a su candidato (a) a la presidencia, elevando una oración por nuestro país? Pues en México es imposible, pero en los EUA no. 

El lunes por la noche, el Cardenal Arzobispo de Chicago Blase Cupich, oró en la Convención Nacional Demócrata. 

No manifestó simpatías, obvio, por Kamala Harris, e hizo un llamado a la unidad del país. Allá si se puede. Aquí no. Quién sabe qué es mejor.

José Francisco Gómez Hinojosa

Dirección electrónica: papacomeister@gmail.com

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