Ayer hablé con mi amiga Gaby Garza y me dijo lo mismo que otras tres amigas sobre sus respectivos hijos: la contaminación está molestando con enfermedades a los menores de edad. ¿Será causalidad esto? Por supuesto que no.
¿Valdrá la pena hacer polémica sobre los efectos dañinos de la contaminación? No. La contaminación es dañina y punto.
Mejor resolver sus causas y analizar remedios usando el sentido común.
Ayer también escuchaba al secretario de Medio Ambiente de Samuel García hablar sobre las medidas que tomarán contra los responsables del incendio de las bodegas y sus consecuencias en el medio ambiente contaminado con el plástico quemado.
En estos casos lo peor es ningunear el problema. Tampoco se trata de tirarnos al drama. Ni una cosa ni la otra.
Hay 162 fábricas grandes y 22 pedreras sumando la refinería, que si no cuidamos la emisión de sus gases, ensuciarán el aire que respiramos, y quien la lleva son los hijos de mis amigas y tus hijos y tu familia.
¿Alguien en su sano juicio le convendría mantener los focos contaminantes como están, por mucho dinero que esté ganando?
El problema es que vienen tiempos electorales y todos los políticos quieren hacerse famosos y populares con estos temas. Habrá que dejarlos que se culpen entre ellos.
Pero en vez de gritar y hacer protestas con fines electorales, razonemos sobre la refinería y las demás empresas que también contaminan, para que cumplan con lo que prometieron. Bájenle a la emisión de sus gases venenosos. Reduzcan un poquito su producción, si es necesario.
No todo es dinero. Los propios responsables de contaminar también están respirando el aire sucio.
Ellos también son personas y no quieren que se les incube un cáncer de pulmón o de garganta, o asma, alergias, problemas de corazón y epoc, que es la enfermedad obstructiva crónica que suele darle a los fumadores compulsivos.
Yo no fumo y sin embargo me puede darme epoc y a ti también por el exceso de PM10 en el ambiente. ¿Y es eso?
Son esas pequeñas partículas de polvo, cenizas, carbono, cemento, metal, etcétera, que flotan en el ambiente y nos hacen mucho daño, a los niños, a los viejos como yo y hasta a los políticos.
Estas partículas PM10 son tan pequeñitas, tan diminutas (no son más gruesas que un cabello), y por eso entran muy fácil a nuestros pulmones.
Y a propósito de esto, recuerdo que el 45% de los casos de cáncer de pulmón en Nuevo León no nos da porque se fume, sino porque respiramos aire contaminado.
La Fundidora también generaba mucha contaminación y estábamos muy orgullosa de ella, pero nunca le bajaba a tanta suciedad.
El problema viene desde hace mucho tiempo y hay que ponerle un alto. Con serenidad y sin apasionamientos destructivos. La democracia también exige serenidad.