A lo mejor ni enterado está usted, pero dentro de tan sólo dos meses y unos días, el 1 de junio de 2025, para ser precisos, se llevará a cabo la elección de jueces federales —y locales, en al menos diecisiete estados— para renovar al Poder Judicial mexicano.
Y dígame, ¿ya sabe por quién va a votar?
Probablemente no, y como usted, está la gran mayoría de los mexicanos, lo que significa que esta elección, además de estar marcada por el desconocimiento, la polémica y, seguramente, un alto abstencionismo, será resuelta, seguramente también, mediante el ‘acarreo’ —impulsado desde los partidos políticos, de todos los colores— y la excepcional capacidad de algunos candidatos y sus grupos para hacer ruido entre sus vecinos y conocidos.
O iremos a votar algunos ciudadanos, pero para elegir a ciegas, sin saber nada de las opciones y votando por lo que se nos ocurra en el momento.
Dígame usted, si eso es verdaderamente un proceso en el que los mexicanos elegiremos bien a nuestros jueces.
Por supuesto que no; y pareciera que el proceso está “mandado hacer” para que así sea: quizá para que se asomen la menor cantidad de ciudadanos posibles (y que así se movilice solamente a los que los partidos y gobiernos tienen pensado movilizar).
Pues bueno, si usted quiere rebelarse un poquito y, aunque sea, aportar un granito de arena para hacer una diferencia, lea lo que sigue a continuación y vaya documentándose.
Este 1 de junio hay 881 cargos judiciales a nivel federal que van a renovarse (sin contar a los locales), y para éstos participan 4,097 candidatos.
Los tres tipos principales de cargos a renovarse son: a) jueces; b) magistrados; y c) ministros.
Pero en realidad habrá hasta seis boletas federales —pues hay varios tipos de magistrados— y estarán identificadas con colores de la siguiente manera:
La boleta morada es para elegir ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La boleta azul es para los Magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el antes llamado “Trife”.
La turquesa es para los Magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial (órgano que quizá nadie conocía hasta hoy).
El color naranja es para los Magistrados de las Salas Regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
La rosa es para los Magistrados de Circuito.
Finalmente, la amarilla es para los Jueces de Distrito.
Y por si eso fuera poco, adicionalmente se prevé que en 17 entidades federativas se podrá elegir a los jueces locales.
Ahora, ¿cómo enterarse de quiénes son los candidatos?
Pues de inicio no está fácil, ya que los participantes no podrán publicitarse en medios electrónicos ni contratar spots; incluso no podrán pintar bardas, poner espectaculares o colgar pendones. Sólo podrán repartir volantes y usar sus redes sociales.
Y, si bien es cierto que tendrán “acceso a 48 minutos diarios de tiempos oficiales”, se trata de una vacilada, pues, como miles de candidatos, no se podrá dar ni siquiera un spot a cada uno, como se hace en las campañas a gobernador o presidente.
Solamente estará una plataforma digital del INE bajo el nombre de "Conóceles", donde los candidatos podrán subir su información personal y profesional para que la ciudadanía los “conozca”. ¡No pos…!
Claro, si los medios periodísticos los entrevistan de forma noticiosa, sería la única manera de conocerlos levemente.
Otro problema hoy es que nadie ha querido ser funcionario de casilla, pues 6.1 millones de ciudadanos han rechazado participar en este proceso.
Para la primera elección de cargos del Poder Judicial por voto popular, el INE requiere 1.5 millones de funcionarios que estarán en más de 84,000 casillas seccionales, menos de la mitad de las 170,000 que se instalaron en la elección de 2024.
En síntesis, la elección de jueces, al menos este año, será algo así como una parodia.
Las personas que, libres de toda relación con el Poder Judicial, vayan a votar por voluntad propia, terminarán votando “al azar”, echando un volado para ver qué nombre eligen.
No parece ser la mejor manera en que México decida quienes serán sus próximos juzgadores.
Conste que no estamos diciendo que no deba haber democracia en el Poder Judicial —ese debate lo dejamos para otro momento—, pero es verdad que, ante este panorama, sería mucho mejor que el método de selección fuera mediante comités de personas conocedoras del tema, si bien transparente y con buena difusión, pero que fueran los especialistas —y no el “pueblo” entero— quienes los eligieran.
¿O usted qué opina?