Las fuertes declaraciones de Ken Salazar contra la Reforma del Poder Judicial, apuntan a una escalada grave de un problema que no tenía por qué existir.
Dice el embajador de EUA: “El debate sobre la elección directa de jueces en estos tiempos, así como la política feroz si se llegaran a aprobar las elecciones de jueces en 2025 y 2027, amenazan la histórica relación comercial que hemos construido, la cual depende de la confianza de los inversionistas en el marco legal de México”.
“Las elecciones directas también podrían hacer que los carteles y otros actores malignos se aprovechen de jueces inexpertos con motivaciones políticas”.
Si bien es verdad que muchas áreas del Poder Judicial ya están dominadas por “los cárteles y otros actores malignos”(eso por saber no se calla), lo declarado por Ken Salazar, aunado al paro indefinido de los trabajadores del Poder Judicial y la abierta oposición de organismos empresariales y privados, llevaría a esta iniciativa al barranco.
Y aquí aparece lo medular de mi artículo. El banco Morgan Stanley acaba de degradar su recomendación para México a “underweigth” (subponderada).
Esto quiere decir que el gigante financiero bajó de nivel a nuestro país como destino de inversión, porque el proyecto de elegir jueces por voto popular genera nerviosismo en los mercados.
Por eso, el banco propone vender acciones de grandes empresas mexicanas. Aquí debo mencionar que excluye de la degradación a algunas empresas de Nuevo León, lo cual habla de nuestra solidez crediticia y de que somos polo empresarial.
Sin embargo, aunque son buenas noticias para Nuevo León, se encienden las alarmas para la estabilidad económica de México y hay amenazas que deparan un final de infarto para el último tirón del sexenio de AMLO.
Es cierto también que el Poder Judicial no deja de ser un foco de corrupción evidente. En México la justicia se vende. Su impartición está a las órdenes del mejor postor.
Dicho de otro modo, el Poder Judicial necesita no un cambio cosmético, sino una cirugía mayor.
Por eso, algunas de las propuestas del proyecto que pretende aprobar la 4T son rescatables. Pero si se ponen en la balanza, son más los riesgos que las ventajas.
¿Cómo salir del atolladero? Despresurizando los ánimos belicosos del Presidente López Obrador y retomando la hoja de ruta que había fijado desde un principio la próxima Presidenta Claudia Sheinbaum.
Es decir, abrir consultas con barras de abogados especialistas, así como con la academia; dialogar con los trabajadores del Poder Judicial e incluso dialogar con los Ministros, Magistrados y Jueces.
La política a veces debe ser confrontativa. En esta ocasión debe ser de búsqueda de consensos.
Negociar no es claudicar. Menos en economía.
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