Opinión

Iglesia - Mundo: proyectos diferentes

Sección Editorial

  • Por: Francisco Gómez
  • 05 Diciembre 2024, 00:24

1. La relación entre la Iglesia Católica (IC) y el mundo no ha sido fácil. Durante siglos, se consideró a este, junto al demonio y a la carne, como los tres grandes enemigos del alma. Incluso el papa Francisco, que no puede ser considerado como conservador, pero sí como jesuita, se refiere con frecuencia a la mundanidad como algo negativo, algo típico en la Compañía de Jesús. Exhorta de manera reiterada a la Iglesia a no llevar un estilo de vida mundano, en el que prevalecen la corrupción y el engaño. Aunque ya el Concilio Vaticano II, en 1965, había definido al mundo no como un enemigo…

2. … sino como un compañero de ruta, la rivalidad entre él y la IC, me parece, ha permanecido. Inclusive se ha acentuado en tres rubros: el empleo de la tecnología, la participación de las mujeres y el ejercicio de la democracia. En el primero, es evidente que la distancia entre ambas instancias es abismal: si de algo presumen empresas, universidades, hospitales, instituciones de servicio y hasta gobiernos (estos con menor éxito) es de tecnificar sus procesos para agilizar sus trámites. ¿Y en la IC? Aunque se han dado pasos gigantescos hacia adelante, la…

3. … atrofia es evidente, y los curas cibernéticos son una minoría. En segundo lugar, el distanciamiento entre ambas instancias es notorio en su inclusión de las damas: si en las estructuras mundanas ocupan puestos de alta dirección, e incluso se exigen cuotas de género, en la organización eclesiástica siguen en posiciones intermedias de gobierno, y son, más bien, casos aislados. Y no se diga, por último, en el terreno de la democracia: mientras que la mayoría de los países, si no es que todos, se definen como democráticos, la IC no tiene empacho en negar esa descripción interna.

4. En efecto, las legislaciones de la mayoría de las naciones, incluidas las señaladas por el Índice de Democracia publicado por The Economist como democracias deficientes, regímenes híbridos y hasta autoritarios, señalan en sus documentos institucionales que son democráticas. No así la IC. Pese a afirmar que “aprecia el sistema de la democracia” (Centesimus Annus #46), en muchos documentos sostiene ser una institución divina, no sujeta a los vaivenes políticos coyunturales ni a la simpatía mutante de los votantes. Es vertical, pues, no horizontal.

5. Sin embargo, en este tercer tema se está dando un fenómeno interesante: al mismo tiempo en que las naciones dicen someterse a los protocolos de las democracias (elecciones libres, respeto a la división de poderes, promoción de todas las libertades, etc.), se muestran cada vez más autoritarias, reacias a escuchar opiniones críticas y cerradas a cualquier diálogo que les lleve a cambiar las propias posiciones. Por el contrario, en la IC surge una apertura documental (habrá que ver si en la práctica también) a posiciones más inclusivas, más dialogantes, más sinodales.

6. El reciente Documento Final del Sínodo de la Sinodalidad es un claro ejemplo de este cambio. Autocrítico, reconoce no solo los lamentables abusos de todo tipo cometidos, en especial por jerarcas, y propone una conversión radical tanto en las personas como en las relaciones, los procesos y los vínculos. Palabras como “diálogo”, “escucha”, “consulta”, “inclusión”, “discernimiento”, “rendición de cuentas” y otras semejantes campean a lo largo de todo el texto. Habrá que aterrizar estos pronunciamientos en la práctica, pero por lo pronto, ya están en el papel, cosa que antes no sucedía.

7. Cierre icónico. El próximo domingo participaré, D.m., en el maratón de Monterrey. Junto con una joven alumna, la Hermana Marina, de las Religiosas de Fuego Nuevo, hemos establecido un reto educativo: correremos para apoyar económicamente a su comunidad, y así solventar sus estudios de licenciatura, ella, y los míos, a la preparatoria de la Universidad de la Arquidiócesis de Monterrey. Si te interesa colaborar, llama al convento de la hermana al 81-80-83-97-07 o a mi asistente al 81-11-58-24-77. Pese a que no es muy recomendable, apostaremos un dinerito.

Compartir en: