Opinión

Gracias, Andrés Manuel

Sección Editorial

  • Por: Luis Gerardo Treviño
  • 25 Septiembre 2024, 23:30

Llega el fin de tu periodo como presidente de esta gran nación. Te eligieron 33 millones y al final de tu mandato para elegir a tu sucesora hay 37 millones. Tu aprobación según las encuestas de opinión son con números muy superiores a los que tuvieron la misma responsabilidad en otros tiempos; sin duda, eres un experto en comunicación política; la gente te cree, aunque tus otros datos estén muy fuera de la realidad. 

Al principio de tu sexenio, insistimos en que era imprescindible el servicio del estado mayor presidencial, para todos los efectos de su expertise, logística, seguridad, protocolos entre otras muchas cosas. Dijiste que no lo usarías, aunque yo sé que sí te dieron servicio y tú lo manejabas como ayudantías.

Te tratamos de convencer para que usaras el avión presidencial, pues México requiere que su presidente viaje seguro; al final, no sé qué enredo terminaste haciendo, si cediste a lo que no podías vender y lo entregaste a un país que parece que es un paraíso para los malos, pero eso será otro tema. 

Como quiera, en cada uno de tus viajes tenían que moverse aviones de la Fuerza Aérea Mexicana para cuidar la nave en que viajabas; eso, además, ponía en riesgo a muchos ciudadanos.

Al principio se veía bien que el presi se junte con la raza en sus viajes y lo haga sin privilegios; al final, sabemos que fue una simulación, pues los que tenían que acompañarte iban en otras naves, haciendo enormemente más costosos los desplazamientos, pero bueno, así te gusta ser: aparentar ser muy sencillo. 

Algunas cosas buenas debiste hacer para lograr que el movimiento permanezca y, a pesar de las formas que incomodan a muchos, subsista para, por lo pronto, otro sexenio.

Creo firmemente que pudiste hacer muchísimo más en beneficio del país y su gente con todo el poder que te fue dado. Había que haber traído mejores perfiles profesionales que se les exigiera que te hicieran quedar mejor en los temas de administración pública y manejo de los recursos.

Pero optaste porque fueran tus leales, sin importar temas por los que hemos luchado por muchos años, como es la capacidad, honestidad, rendición de cuentas, transparencia, compras y concursos. 

Así como todos esos mecanismos pensados en evitar la corrupción, a ti te funcionó muy bien el discurso de ir en contra de la corrupción y de los corruptos, pero en estos seis años no he visto sanciones que hagan pensar que sí ibas en serio a combatir este flagelo social.

Ahora sabemos que también ese sistema nacional anticorrupción está en la mira para desaparecerlo junto con los sistemas estatales. ¿En qué quedamos, vamos a favor o en contra de la corrupción? 
Sinceramente, se retrocedió en esos temas de gobierno abierto, transparencia y en la forma de adquirir bienes y servicios; parece que tu gente sigue siendo parte de lo que el pueblo y tú dices repudiar con esa frase: “el pueblo se cansa de tanta pinche transa”.

Hay temas de obra pública; así sean trenes, refinería o cuarteles de militares en los que no puede reservarse la información por el solo hecho de decir que son temas de seguridad nacional.

Yo sé que esa parte te molesta, pero un servidor público no debe saltarse las normas hechas para todos; no se hicieron para ti. Aunque sean incómodas las obligaciones, los que estamos inmersos en el servicio público debemos cumplirlas; también te pasaste por el arco del triunfo o por los tuyos. 

Ese tipo de barreras legales nos metieron en el lío de tu desprecio por las instituciones y tus ganas de acabar con ellas. Lo que fue la verdadera motivación del plan C y esa reforma al Poder Judicial, cambiaste una policía que, con defectos, pero existía y funcionaba, por un aparato que no ha respondido a las necesidades de seguridad de la población y los empresarios transportistas o turistas. 

La Guardia Nacional fue otro de tus caprichos; este engendro que no lo reconocen como militar, pero que tampoco es civil, fue la primera promesa que se hizo cuando se habló de fundarla. Tener una verdadera policía nacional requiere más que la fuerza: se ocupa una capacitación específica en formación policial. Son perfiles y naturaleza muy diferentes entre el soldado y el policía; ninguno puede ser considerado más que otro, pero son diferentes funciones y entrenamientos. 

Para un segmento de la población, que a lo mejor poco te importa, parece que le estás dando facilidades para los negocios ilegales, pero ya te vas a la Chingada —así le pusiste a tu rancho—. Espero que sí nos cumplas eso que dijiste: que te retiras de la política y de toda actividad —por lo menos como Zedillo, 25 años ausente—.

Descansa y, por favor, respeta a la primera presidenta, doña Claudia Sheinbaum Pardo; ella tiene pensamiento propio. Respétala como mujer y como profesional, ahora también como la titular del ejecutivo. Gracias por lo que hiciste, para bien o para mal. La historia y el pueblo de México te juzgará. Gracias, Andrés Manuel.

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