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Opinión

El oro, la mejor inversión ante una inflación desbordada en los próximos años

Inteligencia Financiera Global

En un momento en que las condiciones macroeconómicas, las políticas fiscales y monetarias parecen converger hacia un escenario que podría generar mayores presiones inflacionarias en los próximos años, el oro está resurgiendo como un activo clave para inversionistas que buscan refugiarse. 

Con nuestra postura coincide Michael Hartnett, director general y estratega jefe de inversiones en BofA Global Research.

Durante los últimos seis meses, Hartnett ha sido enfático en su visión sobre la desaceleración de la economía estadounidense y la inminente necesidad de ajustes en la política monetaria. En su tesis, anticipa que el margen para estímulos fiscales adicionales será limitado, lo que obligará a la política monetaria a flexibilizarse en los próximos doce meses.

Hartnett, conocido por adoptar posturas contrarias a la corriente general del mercado, ha recomendado ir en largo sobre los bonos del Tesoro a diez años, en un momento en que los rendimientos de estos alcanzaban niveles máximos en 2024. Su análisis estaba basado en la premisa de que la economía ya mostraba señales de estancamiento, y los estímulos fiscales habían alcanzado su punto más alto, lo que dificultaría una nueva inyección de capital público en los próximos años. 

Este enfoque, aunque centrado en los bonos, refuerza indirectamente su tesis sobre el oro: un escenario de flexibilización monetaria y déficits crecientes inevitablemente generará presiones inflacionarias que beneficiarán a activos tradicionales como el metal dorado.

El análisis de Hartnett también resalta la preocupación por una aceleración de la inflación hacia 2025, un fenómeno que el oro ya supo anticipar en el pasado. Durante los años 2020 y 2021, el oro fue el activo con mejor desempeño, reaccionando con rapidez ante el incremento de los niveles inflacionarios que surgieron en medio de la pandemia de Covid-19 y los estímulos fiscales masivos implementados a nivel global. 

La deuda gubernamental estadounidense ha alcanzado niveles récord, con un déficit del 7.1% del PIB en los últimos doce meses, lo que plantea serias preocupaciones sobre la sostenibilidad de la política fiscal a largo plazo. Hartnett señala que ni una victoria electoral de los demócratas ni de los republicanos modificaría significativamente esta trayectoria de aumento de la deuda, lo que crea un terreno fértil para que el oro continúe apreciándose.

De hecho, su previsión apunta a que el precio del oro podría superar los $3,000 dólares por onza, posicionándose como la mejor cobertura contra la reactivación de la inflación.Además, la desaceleración económica global, especialmente en China, añade una capa adicional de riesgo. 

La debilidad del mercado inmobiliario chino, combinada con los rendimientos históricamente bajos de los bonos en ese país, ha llevado a los inversores a reconsiderar sus posiciones en activos más tradicionales como los metales preciosos. 

De acuerdo con Hartnett, los metales industriales y el petróleo también podrían beneficiarse de un eventual "aterrizaje forzoso" de la economía global.La política monetaria de la Reserva Federal (Fed) es otro de los factores que Hartnett analiza con detenimiento.

Actualmente, el mercado ha comenzado a descontar la posibilidad de recortes agresivos en las tasas de interés en 2025, lo que alimenta la especulación sobre una posible reactivación inflacionaria. 

El oro como inversión estratégica a largo plazo

Si bien concordamos con Hartnett en que el oro es una cobertura eficaz contra la inflación, la realidad como valor de inversión va mucho más allá de este rol. En este espacio hemos enfatizado que el oro no solo se revaloriza en épocas de alta inflación, sino que históricamente ha ofrecido rendimientos que superan significativamente la inflación a lo largo del tiempo en varios múltiplos, tanto en dólares como en pesos y otras divisas.

Esto se debe a varios factores estructurales, como la expansión de la deuda pública y la emisión excesiva de moneda sin respaldo, que erosionan el valor de las divisas fiduciarias y aumentan exponencialmente la demanda del activo refugio por excelencia: el oro. Es por esto por lo que, durante al menos los próximos 25 años, la inflación será significativamente más alta que en las últimas dos décadas, tanto en Estados Unidos como en México, lo que hará que el oro sea una inversión aún más rentable hacia 2050 de lo que ha sido desde el año 2000.

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