Fragilidad
Sección Editorial
- Por: Luis Sampayo
- 22 Julio 2024, 01:28
A toro pasado como decimos los taurinos, o en retrospectiva, como dicen los intelectuales estimado lector, observando los últimos días en el tránsito de la humanidad, la fragilidad en nuestras vidas una vez más nos ha sido expuesta.
Evidenciada por las circunstancias y en este caso, circunstancias tecnológicas que dejaron a muchos millones de personas en México y todo el mundo, varados en su particular y diario andar por la existencia.
Afortunadamente en esta última exposición y evidencia, las circunstancias fueron atribuidas a las actualizaciones de un software, una situación accidental y no mal intencionada que, sin embargo, causó problemas de retrasos en el mejor de los casos y en el peor, cancelaciones de vuelos en aeropuertos, hoteles y cruces fronterizos; causando con ello, grandes afectaciones.
Pero más allá del caos generalizado que por momentos provocó esta falla tecnológica, bien vale la pena analizar el alto grado de fragilidad en el que penden nuestras actividades cotidianas particulares y comunitarias y por consecuencia, nuestras vidas.
Y es que, por ejemplo y en corto, nos hemos hecho tan dependientes de “las circunstancias tecnológicas” que hoy, la lista de números telefónicos importantes se centra en un par, pues ahora es raro memorizar como antaño lo hacíamos de pequeños con aquellos teléfonos análogos con los que crecimos los de mi generación y nuestra actividad actual, pende de que no se acabe una batería, falle la señal de nuestro celular o se borre nuestra lista de contactos.
Igual sucede con la localización de domicilios por GPS por ejemplo, que sin duda ha sido benéfica para la humanidad, pero a la vez y gradualmente ha ido mutilando nuestras habilidades naturales en torno a este y muchos temas más ligados al desarrollo tecnológico que además de desplazar habilidades, lo ha hecho con muchas fuentes de trabajo, obligando a la humanidad, a tomar aquella máxima que dice, “renovarse o morir”.
Pero la fragilidad humana va más allá de las circunstancias tecnológicas, pues las “naturales” por ejemplo, otros dos más y en grado extremo, ambos, la falta de agua que padecíamos hace un mes y una semana atrás, colocaba nuevamente vulnerables y en un punto crítico la sana y adecuada existencia de nuestra sociedad. En contraparte, pasada la tormenta, el problema ahora es el exceso de agua que la autoridad en el ramo, ante las “circunstancias naturales”, ya no tiene dónde almacenarla.
Aunado a esto, la fragilidad de nuestra existencia, de manera colateral ha sido expuesta por los daños no solo en las vialidades de nuestras ciudades que se inundaron de agua y de baches, sino también de “atorones” y retrasos, corajes, discusiones, estrés y todos sus derivados.
En las recurrentes andanzas de nuestras vidas, olvidar la fragilidad y las consecuencias a las que estamos sometidos al transitar trepados en el tren de la diaria actividad particular, es como no querer mirar por todos los lados posibles, la calle que vamos a transitar, el semáforo que vamos a cruzar o la calidad de vida que vamos y que aspiramos a vivir.
Parece que se nos olvida de manera íntima, la fragilidad que nuestra salud puede experimentar por un simple error de apreciación de las cosas a las que nos enfrentamos en la vida. Debemos recordar que muchos por negligencia y muchos más por mala atención, perdieron la vida a causa del Covid, a la cual, todos estuvimos expuestos y a la que no todos, lamentablemente, pudieron sortear.
Así pues estimado lector, la fragilidad se ha hecho siempre presente en el todo de nuestra existencia y por tanto creo que bien vale la pena meditar sobre este tema ahora mismo que se nos viene un punto de quiebre no por las circunstancias naturales, tecnológicas o de salud, sino de las nuevas “circunstancias políticas” que se generarán con el arribo de los aparentes nuevos mandos de los próximos gobiernos, tanto el local como el del otro lado del Río Bravo, no vaya a ser que pasemos a ser más frágiles y vulnerables a ellos.
Por hoy es todo, medite lo que le platico Estimado lector, esperando que este nuevo amanecer se traduzca en un reflexivo día, por favor cuídese y ame a los suyos; me despido honrando la memoria de mi querido hermano Joel Sampayo Climaco, con sus hermosas palabras: “Tengan la bondad de ser felices”, nos leemos Dios mediante aquí el próximo lunes.
Compartir en: