1. El Semanario Desde la Fe, editado por la Arquidiócesis de México,lanzó una emotiva exhortación el pasado domingo: “Que el mensaje de la Guadalupana motive para que el 12 de diciembre sea la fecha en que silencien las armas, porque los grupos delictivos y el crimen organizado aceptaron esta tregua nacional de paz”.Estos Estos llamados a ceses al fuego son frecuentes, sobre todo en épocas navideñas. En la Navidad de 1914, durante la Primera Guerra Mundial, se dio el más conocido, que se ha expresado en películas, videos, canciones y libros.
2. Ante la situación que vive el país de violencia generalizada —por más que el oficialismo morenista diga que es una visión pesimista de la realidad—, esa vocería lanza una solicitud que ha sido considerada por personajes distinguidos de la comentocracia nacional como inútil, simplista e, incluso, como estrategia de la extrema derecha eclesiástica. Una extendida tesis, ¿continuadora del clásico jacobinismo tropicalizado?, interpreta cualquier crítica de la jerarquía católica al actual régimen como un esfuerzo por recuperar concesiones y prebendas pre-revolucionarias.
3. Sin embargo, si inscribimos esta iniciativa en la tradicional tarea que las iglesias cristianas han realizado durante siglos, de promover la paz y solicitar el fin de las guerras —las exhortaciones del Papa Francisco, para acabar con la invasión rusa a Ucrania y las hostilidades entre judíos y palestinos, son frecuentes—, no nos debe sorprender que se aproveche la fiesta de la Guadalupana para lanzar esta insólita convocatoria. Ya mucho se ha dicho que la devoción a la Virgen de Guadalupe escapa a una explicación solo de índole religiosa, y se ha convertido…
4. … en un fenómeno cultural, fundante de nuestra idiosincrasia: no tenemos un simbolismo semejante que evoque con tal claridad la esperanza y la protección. Desde la Fe sabe que, aunque asesinos despiadados, a quienes no les tiembla la mano a la hora de ejecutar una barbarie, los narcotraficantes y miembros de la delincuencia organizada siguen viendo a la morenita del Tepeyac como un baluarte de respeto. De ahí la admonición para, al menos en esta fecha, suspender cualquier tipo de arrebato agresivo y permitir el silencio de los balazos…
5. … en vez de su macabro estruendo. Más que un intervencionismo clerical, estamos ante un conocimiento pleno de la historia nacional: fue el estandarte de Guadalupe el que enarboló Hidalgo en su gesta independentista. Ahora, más que incitar a la rebelión popular, se quiere propiciar la tolerancia; en vez de convocar a un alzamiento armado, se pretende un abajamiento de la virulencia. Invocar el auxilio guadalupano forma parte de una tarea promotora de la no violencia, que debe distinguir a todas las congregaciones religiosas: es su obligación.
6. Comprendo que este ruego eclesial moleste a las autoridades, pues revela la incapacidad del Estado para terminar con este flagelo; vaya, con su impotencia para siquiera reducirlo, no obstante hechos aislados de decomisos fentanílicos o capturas de capos, magnificados y presentados como pasos firmes hacia la pacificación del país. Si, no obstante el horrendo perfil de los criminales, capaces de lo más atroz, queda un mínimo de sensibilidad y recato, estoy seguro de que varios de los cárteles que ya dominan amplias zonas del país dejarán sus armas el día de hoy.
7. Cierre icónico. ¿Sabía usted que tiene un débito de 16,263 pesos? No es con su banco por el crédito para la casa o el automóvil, ni con el prestamista de barrio que lo magnificará con los intereses. Tampoco le prestó esa cantidad el familiar adinerado y compasivo, ni es el monto de lo que debe en sus tarjetas de crédito. Es la deuda per cápita que corresponde a cada ciudadano en promedio, adquirida por el gobierno del estado. En este rubro sí somos el número uno del país, pues el promedio nacional es de $4,463 pesos. Y todavía quieren más.