La inclusión de niños 'especiales' en las escuelas oficiales: Todo un tema
Entre profes y Política
Entre Profes y Política
La inclusión educativa tiene bemoles muy significativos cuando una de las partes involucradas no cumple con su cometido. ¿Quiénes son los involucrados? Gobierno, padres de familia y maestros. Entiéndase por inclusión, entre otras cosas, cuando se toman en cuenta las necesidades de cada educando, en donde todos ellos participan en el hecho educativo para lograr juntos el mismo objetivo. Asimismo, primero que nada, es prioritario reconocer que todos los niños aprenden y que cada uno de ellos posee características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje únicas.
Este proceso está orientado a garantizar el derecho a la educación de calidad de todos los estudiantes en igualdad de condiciones, considerando la equidad de oportunidades en su participación educativa. Es tener respeto mutuo hacia las diferencias y particularidades de los estudiantes en general. Es no tener diferenciación alguna con el alumnado. Es fortalecer la calidad humana por sobre todas las cosas. Es resaltar las habilidades por sobre las debilidades.
Teóricamente, esta conceptualización es bellísima. Contiene elementos holísticos para llevarla a la práctica de manera objetiva y expedita. Sin embargo, en las escuelas oficiales de nuestro país, es todo un tema. En primer lugar, los planteles educativos, además de ser obsoletos, carecen de la infraestructura necesaria para atender a este sector de la población; es decir, no cuentan con las adecuaciones ni los espacios físicos para recibir al alumnado denominado “especial”. En segundo lugar, el personal docente no está capacitado para brindar la calidad educativa que estos seres humanos requieren al unísono con los demás. Muy difícilmente cuentan con un psicólogo y un trabajador social.
¿Todas las escuelas cuentan con alumnos de inclusión? Así es, en efecto. Y lo más increíble aún: siempre el magisterio ha trabajado con ellos.
Y los padres de familia demandan atención excelsa.
En los años ochenta del siglo pasado nacen los famosos “grupos integrados”en las escuelas primarias, donde precisamente se empiezó a dar auge a la educación especial. Aquí, en Monterrey, está la Escuela Normal de Especialización, ubicada en la calle Ocampo, semillero de hartos maestros con especialidad para laborar con niños de esta naturaleza. Mi más sincero reconocimiento para ellos, por cierto.
Lo verídico e increíble es que hasta hace pocos años los papás de estas criaturas colaboraban de maravilla. Hoy, colaboran, y algunos de ellos quieren salir ganando por “protección” de supuestos derechos Humanos. Ah, estos de derechos humanos, que en muchos casos solo entrampan las cosas.
Los maestros de la actualidad, ante estas situaciones, tratan a estos niños con responsabilidad, pero, al mismo tiempo, con muchas “pinzas”, puesto que la vulnerabilidad ya no es exclusiva del alumno con una deficiencia, sino que también abarca a los docentes, debido a que nadie los asiste en esta función tan delicada. La verdad es que el magisterio está muy expuesto. La Secretaría de Educación, aparte de no proveer lo necesario, obliga a los directivos y mentores a que incluyan a los estudiantes especiales para que se “integren” a la vida normal. Por lo que, reiteramos, esta situación es todo un tema. La verdad como es, se tenía que decir y se dijo. Hasta la próxima.