Elecciones azorrilladas, 1976. Tercera parte
Sección Editorial
- Por: Adalberto Madero
- 15 Enero 2025, 00:06
Con el eslogan de que “primero la campaña, después el programa”, César Santos inició su cruzada por la alcaldía de Monterrey el 30 de octubre de 1976. Acompañado de su esposa, la Sra. María Elda Cantú de Santos, los representantes de las organizaciones priistas y los integrantes de su planilla, recorrieron el municipio visitando colonias populares, fábricas, plazas públicas y realizaron innumerables reuniones con profesionistas, empresarios y trabajadores. Veámoslo a continuación.
Originario de Villaldama, Nuevo León, al momento de su designación se desempeñaba como secretario general de gobierno, con 44 años de edad. Había ingresado a las filas del PRI a los 18 años, y a los 21 fungía como delegado del mismo en varios municipios. Estudió la preparatoria en el Colegio Civil y la carrera de Leyes de la Universidad de Nuevo León (generación 1948-1953). Fue secretario de finanzas de la Asociación de Abogados de Nuevo León, secretario general de la Asociación Nuevoleonesa de Abogados “Lic. José Juan Vallejo”, asesor jurídico del Ayuntamiento de San Nicolás de los Garza durante la administración de Leonel Treviño Botello (1969-1971), entre otros cargos.
En su primer día de campaña, tuvo un evento masivo con la Unión de Comerciantes del Norte. Entre los problemas que le fueron planteados, destacó el de los cobros excesivos municipales por la imposición de multas por abrir sus negocios en domingos y días feriados, así como el pago por los anuncios comerciales. Le reiteraron que el día 5 de diciembre, ellos, sus esposas y empleados votarían por él. El candidato señaló que se debía buscar una solución justa, “pues ellos son seres humanos que merecen el derecho a buscar una mejor vida para sus familias; debe encontrarse la armonía y el equilibrio, tomando en cuenta los intereses de ambas partes sin menospreciar a ninguna”. Más tarde, se trasladó al Cine San Jorge de la colonia del mismo nombre, donde recibió la adhesión de varias colonias populares del noroeste de la ciudad. Tras afirmar que Monterrey era ejemplo y compromiso, se pronunció en la búsqueda de “un equilibrio entre quienes más tienen y quienes carecen, en algunos casos, de lo más indispensable”.
La noche del día 1 de noviembre, ante los habitantes de las colonias Progreso, Talleres, Estrella, Garza Nieto y Pedro Lozano, se pronunció por la búsqueda del bienestar y la salud de la familia regiomontana. Los vecinos le plantearon problemas del orden común, tales como falta de alumbrado público, la pavimentación de algunas calles, nomenclaturas de varias arterias y la falta de vialidad.
El 3 de noviembre, ante miembros de la Unión de Empleados de Hoteles, Cantinas, Restaurantes y Similares, afirmó que si Monterrey era grande se debía en parte “al esfuerzo de los regiomontanos en la fábrica y en el taller”. Reiteró su preocupación por los problemas de la ciudad y reconoció el compromiso que había contraído con la comunidad desde el primer momento en que aceptó ser candidato del PRI.
Al día siguiente, asistió a una reunión de trabajo con el sector femenil de dicha central obrera en el auditorio de la CTM, donde su esposa manifestó que, de llegar Santos a la alcaldía, “trataría de continuar con la obra que realiza la señora Elena Villarreal de González Sáenz, a nivel estatal la señora Concepción Velasco de Zorrilla Martínez y en todo México, la señora María Esther Zuno de Echeverría”. El candidato y su esposa intercambiaron impresiones con un numeroso contingente de mujeres cetemistas, encabezadas por su secretaria general, Gloria Mendiola, quienes le plantearon sus principales preocupaciones: “la falta de zonas verdes, áreas de recreo y el mejoramiento de los servicios primarios como limpieza, pavimento y alumbrado”.
El 6 de noviembre, en el cine Tropical de la colonia Moderna, fue aclamado por representantes de 25 colonias populares pertenecientes a los distritos 5 y 13, ante quienes se comprometió a dialogar cara a cara con el pueblo. Aseguró que, juntos, “lograremos niveles de vida más altos para Monterrey”. Destacó que su trabajo “empieza aquí, donde existe miseria, marginación social, ignorancia e insalubridad”.
En una editorial del 15 de noviembre, un rotativo local informó que su campaña estaba muy avanzada, con un 75% de avance. En los días restantes –hasta el 1 de diciembre– “habrá tenido contacto con más de medio millón de votantes”. Los datos los proporcionó su comité de campaña, cuyo coordinador general fue Arturo Charles. Señaló que realizaban una intensa actividad en la cual colaboraba una oficina anexa a cargo del Dr. Roberto Campos Alonso, director de acción electoral del Comité de Propaganda. La coordinación de la campaña incluía “la obtención del material humano e información para los representantes del candidato, que estará en cada una de las casillas durante las elecciones del cinco de diciembre”.
En una columna publicada al día siguiente, se informó que el priista había innovado la forma de hacer campaña, ya que de las palabras había pasado a los hechos, convirtiéndose en un “gestor del pueblo”. Al respecto, se señaló que, en la colonia Topo Chico, gestionó la introducción de energía eléctrica en una escuela, “lo consiguió de inmediato”. Además de haber proporcionado una yunta a ejidatarios de ese sector, a pesar del frío que azotó a la ciudad, no interrumpió su itinerario de trabajo, cumpliendo con las visitas programadas.
El 19 de noviembre, tuvo una sesión de trabajo con directivos y trabajadores del Sindicato del Seguro Social, ante quienes se comprometió a dotar al primer cuadro de la ciudad una carpeta asfáltica. Hablaron la enfermera Lydia Ledezma García, quien pidió a Santos que, de llegar a la alcaldía, se preocupara por los ancianos y los niños. “Es muy doloroso ver las calles de la ciudad, parques y jardines, pero es doloroso también ver a los niños y ancianos que viven de implorar la caridad pública”.
Pidió que fueran retirados los puestos ambulantes de alimentos que estaban alrededor de las clínicas y hospitales del Seguro Social, porque “mientras que nosotros nos preocupamos por la salud, ellos son los causantes de las enfermedades”.
También se quejaron del mal servicio de transporte, tanto de camiones como de ruteros. Al salir del evento, Santos destacó que su programa de acción definitivo lo daría a conocer una vez que concluyera su campaña, “porque cada día conozco más problemas de la ciudad y serán materia de inclusión en las tareas a realizarse”. Finalmente, dijo que, si bien era cierto que los candidatos del PRI “siempre ganan las elecciones por amplios márgenes a los contendientes, de todas formas recorría todo Monterrey para enterarse de los problemas que se confronta”.
El 22 de noviembre, en el Auditorio “Luis Gómez Z”, llevó a cabo una asamblea con los cuadros básicos del PRI de Monterrey. En dicho evento, todos los presidentes de los comités seccionales y distritales, a quienes sumaban más de 500, aseguraron que ganaría las elecciones, ya que planeaban promover el voto más de 50 mil priistas. Al día siguiente, asistió a una asamblea de taxistas adheridos a la CTM, quienes le ofrecieron todo su apoyo ante más de mil personas. El candidato les exigió “unidad nacional en torno a la alianza para la Producción” y aseguró que con José López Portillo “México continuará en el sendero de la justicia”.
El 25 de noviembre, visitó la fábrica de Camisas Manchester, la recorrió en compañía de Roberto Canavati, su director general, percatándose del moderno equipo con que contaban las trabajadoras para el desempeño de sus labores.
El 30 de noviembre, manifestó que estaba seguro de salir vencedor porque, durante su campaña, recorrió toda la ciudad en jornadas que iniciaban a las ocho de la mañana y concluían por las noches. Esto le permitió “penetrar en la raíz del pueblo, sus colonias, sus familias, en las fábricas con los trabajadores, y con los empresarios, estudiantes e intelectuales”.
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