El karma es una perra, Segunda parte
Sección Editorial
- Por: Guillermo Fárber
- 05 Julio 2024, 02:24
“Etimología: Proviene de la raíz kri: ‘hacer’ (según el Unadi-sutra 4.144).
Es errónea la etimología karaṇa: ‘causa’ y manas: ‘mente’, en boga en Occidente. Se hizo originar a partir de la palabra inexistente kar-man, inventada a partir de la palabra sánscrita karman (declinación de karma). La letra n final de karman indica que se trata de un sustantivo neutro.
Para analizar las raíces de la palabra karma se debe utilizar solo el término básico karma (no su declinación karman ni el inventado kar-man).
En pali se dice kamma y en birmano kan.
El karma no implica solamente las acciones físicas. Tanto para el hinduismo como para el budismo, el karma no implica solamente las acciones físicas, sino que habría tres factores que generan reacciones: los actos, las palabras y los pensamientos.
Tanto el budismo como el hinduismo creen que mediante la práctica de esas respectivas religiones, las personas pueden escapar del condicionamiento del karma y así liberarse de los cuatro sufrimientos (que se enumeran igual en ambas religiones): nacimiento, enfermedad, vejez y muerte.
La causa del Karma
El concepto karma no sólo tiene una dimensión moral sino también una dimensión existencial. En este sentido, el karma se produce cuando el sujeto que ejecuta una acción no reconoce la verdadera naturaleza de la realidad, y por ello no se reconoce como parte de la causa que origina los efectos que esa misma acción produce, sobre todo cuando dichos efectos le son adversos.
Este no reconocimiento también ocasiona la exacerbación de los efectos nocivos, porque los movimientos que hace el sujeto para solucionar el problema solo lo agravan. Ejemplo: el caso de un sujeto que al no saber nadar, y por el instinto de querer sobrevivir, en su desesperación y con sus movimientos bruscos, empeora su situación. No se da cuenta de que lo que le hace hundirse cada vez más es su propia reacción.
Karma y reencarnación
Usualmente se asocia el karma con la reencarnación, ya que una sola vida humana no alcanzaría para experimentar todos los efectos de las acciones realizadas (‘cobrar’ todo el bien que se ha hecho o ‘pagar’ todo el mal que se ha realizado en vida).
En religiones teístas (como el hinduismo, islam o el cristianismo) existe el concepto de alma. En el caso del hinduismo, bajo el punto de vista del karma, la reencarnación sería la nueva encarnación del alma en un nuevo cuerpo físico, en tiempo futuro, en el útero de una nueva madre.
En el hinduismo, el concepto de alma individual, o yiva-atman, es una chispa del Espíritu Divino (Atman) que todos tenemos, a diferencia del budismo, en que el objeto de la reencarnación corresponde a un registro de la mente.
Se entiende que existe un estado de pureza y sabiduría original, latente pero dormido, en la vida de todos los seres humanos. En el concepto oriental, el ser humano olvida su naturaleza superior y se identifica erróneamente con el cuerpo en cada nuevo nacimiento.
La reencarnación –o transmigración de las almas– es el paso hacia la siguiente existencia física.
El karma determina las condiciones bajo las cuales el individuo vuelve a la vida. Sin embargo, el estado de pureza y sabiduría latente sigue intacto y desarrollándose lenta y progresivamente vida tras vida, en una especie de evolución espiritual del alma/cuerpo astral a través de numerosos cuerpos físicos y personajes, un largo viaje desde nuestra naturaleza inferior o animal hasta nuestra naturaleza superior o divina.
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