En forma coloquial se le dice “el día del presidente” al correspondiente cuando toma protesta del encargo. Por primera vez, en 200 años de presidencialismo, será el “día de la presidenta” y también, por vez primera, esto ocurrirá el primero de octubre.
Hasta AMLO y al menos desde 1857 (excepto Madero), la protesta ocurría el primero de diciembre del año de cambio en el mandato, aunque no siempre ha sido así.
La Constitución de 1824 establecía el primero de abril como el día del cambio de poderes o toma de protesta, y los mandatarios durarían en el puesto cuatro años, excepto Guadalupe Victoria, quien lo haría por poco más de cinco años, desde el 10 de octubre de 1824 hasta el 31 de marzo de 1829. Por cierto, fue el único de la primera etapa del país que terminó su gestión.
En 1836 se redactó una Constitución conservadora, diferente a la de 1824; se le conoce como las siete leyes de Antonio López de Santa Anna. Es una ley suprema ambivalente que se puede leer como centralista, republicana, autocrática y democrática, e incluso puede leerse como federalista.
En ella, el presidente dura ocho años con posibilidad a la reelección. El mandato inicia el segundo de enero posterior a la elección; el mandatario debe tener al menos 40 años de edad y contar con un consejo superior formado por decisión del presidente.
Aunque se define como republicana por reunir algunas características de esta forma de organizar los Estados, en realidad es más cercana a un totalitarismo. Incluso conserva lo que todas las constituciones hasta 1857: se jura ante “Dios y los Santos Evangelios”.
En 1843, el mismo Santa Anna promulga otra Constitución que deroga la de 1824. Se repite la edad de 40 años cumplidos, también la figura de un consejo de gobierno como en 1836, aunque el presidente dura sólo cinco años y comienza a partir del primero de febrero, pudiendo existir la reelección.
Pasamos hasta el texto de 1857 sin retomar el de 1847. La persona que ocupa la presidencia de la república debe tener al menos 35 años, tomando protesta el primero de diciembre y permanece en el puesto por cuatro años. Por primera vez, el juramento al mandato se hace “leal y patrióticamente” sobre la Constitución y ya no por juramento divino.
A esta Constitución se le identifica como liberal y republicana, pero no es federalista; para ella, los estados de la república solo se mencionan al enumerar prohibiciones y nunca para brindar facultades a las entidades federativas.
En esta, como en todas, la elección del mandatario es indirecta; es decir, se vota en las localidades por representantes, quienes a su vez elegirán otros representantes hasta llegar a la conformación de lo que denominaríamos un colegio electoral que elige al presidente. Es en la Constitución de 1917 cuando cambia a elección directa.
Hay que destacar que la figura de vicepresidente, instaurada en 1824, desaparece en la Carta Magna de 1857. La razón es porque demostró que la vicepresidencia provocaba más conflictos que aportes al sistema político mexicano, siendo el ejemplo emblemático el vicepresidente Nicolás Bravo, compañero de insurgencia del presidente Guadalupe Victoria, a quien le hizo la vida imposible durante el mandato, a tal grado de provocar rupturas y enfrentamientos armados.
En 1904, Porfirio Díaz restaura la vicepresidencia y el mandato de seis años. Esto desata rupturas, pues para muchos el general Bernardo Reyes era el perfil indicado a este cargo; sin embargo, Reyes se disciplinó al dictador y rechazó la postulación e incluso la posibilidad de contender por la presidencia.
El 7 de noviembre de 1911, un día después de su toma de protesta, Madero promulga una reforma en la cual el mandato es por seis años, asumiendo el primero de diciembre y estableciendo la prohibición a la reelección.
En la Constitución de 1917 aparece por vez primera la elección directa para la figura de presidente, debiendo tener éste 35 años de edad, siendo un periodo de cuatro años en el encargo y asumiendo el primero de diciembre el mandato, protestando sobre la Constitución en la toma de posesión. Además, desaparece la vicepresidencia.
Una reforma en los años 30 del siglo XX reestableció el gobierno de seis años, siendo Lázaro Cárdenas el primer presidente en cumplir el mandato completo. Durante el siglo XX y hasta AMLO, todos los mandatarios tenían “el día del presidente” el uno de diciembre.
Con las reformas político-electorales del presidente Enrique Peña Nieto del 10 de febrero de 2014, cambia el artículo 83 constitucional y se establece que la toma de protesta presidencial es el primero de octubre.
El próximo primero de octubre es histórico en 200 años de republicanismo y “democracia” (se entrecomilla por las reservas de concebir como democráticas algunas etapas de la historia mexicana); es “el día de la presidenta”.