Educar a nuestros hijos es un deber y un derecho
Sección Editorial
- Por: Luz María Ortiz Quintos
- 10 Enero 2025, 01:02
Sencillamente, comprendemos el motivo del deber, no solo porque está consagrado dentro de la Constitución como una ley, sino también porque es un cometido moral, humano y cristiano. La educación va más allá de la enseñanza a nuestros hijos, de la formación en valores y virtudes, y del acompañamiento con amor y disciplina; ser un buen ejemplo es igualmente relevante.
Al ser los padres de familia los responsables de dicha educación, manutención, protección y cuidado, nos corresponde el derecho de elegir el tipo de educación y preparación con la que deseamos equipar a nuestros hijos para la aventura llamada vida.
Por lo regular, un buen padre o madre de familia siempre busca y desea lo mejor para los hijos, y, en la medida de sus posibilidades, le brinda su amor, cuidado y formación. En muchas ocasiones, se da tanta importancia a elegir una buena escuela que se busca que cumpla con las expectativas de la familia.
Algunas familias eligen para la formación académica de sus hijos, escuelas con un destacado nivel académico; otras prefieren escuelas destacadas en deportes, o también habrá quienes prefieren escuelas con valores morales y religión, todo lo anterior en el sector privado.
En cuanto al sector público, también tenemos las escuelas que resultan ser las más solicitadas por los padres de familia, aquellas que tienen mayor reconocimiento por su ubicación, instalaciones y nivel académico.
Y después de elegir la mejor escuela dentro de sus posibilidades económicas, las familias procuran que sus hijos convivan en ambientes sanos y seguros. Estos elementos siempre han sido necesarios; sin embargo, en estos tiempos nos vemos todos, en general, más expuestos a situaciones inesperadas o desagradables.
El acoso escolar ahora se conoce más: primero, porque se ve en mayor cantidad que en otras generaciones, y segundo, porque ahora existen más medios de comunicación y la información llega más rápido. Como en todo, nos encontramos con las ventajas y desventajas de cada momento.
Hablando de que deseamos que nuestros hijos vivan y crezcan sanos y seguros, me entristece mucho el caso de abuso sexual de un grupo de menores de edad de nuestro estado, Nuevo León, quienes fueron víctimas. Dicho caso de abuso sexual fue perpetuado por parte de un adulto (un tío cercano a las familias de los menores).
Este lamentable hecho no solo nos indigna y enoja, sino que también nos mueve a estar conscientes de que los peligros, en ocasiones, se encuentran más cerca de lo que podemos imaginar.
Proteger la seguridad, la salud y la integridad de los hijos no se debe descuidar jamás. Nuestros hijos nos necesitan a cualquier edad, en menor cantidad de tiempo a medida que van avanzando en edad, pero siempre en total calidad.
El mejor consejo que puede recibir un hijo siempre deberá ser de su padre o madre, salvo algunas excepciones. Los padres de familia damos, hacemos y vivimos para que a nuestros hijos no les falte nada.
Aquí es conveniente tomar siempre en cuenta que, en el interior de cada familia, se está gestando el recurso más valioso que como sociedad tenemos: el recurso humano.
Las personas le transmitimos a nuestros hijos lo que nuestros padres nos transmitieron a nosotros.
Las modas van y vienen, pero los valores humanos prevalecen siempre. Que las familias neoleonesas recuperemos los valores y tradiciones que nos distinguen y caracterizan en nuestro país y en el mundo.
Luz María Ortiz Quintos es contadora de profesión, egresada de la UANL, tiene un diplomado en Salud Mental por el Centro de Integración Juvenil, un diplomado en Humanismo Cristiano por la Arquidiócesis de Monterrey, un diplomado en Formación Familiar por la UDEM, y es expresidenta de la Unión Neoleonesa de Padres de Familia. Actualmente, es CEO del Instituto Nacional de Consultoría Familiar.
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