AMLO, el hombre de la boca suelta, el mañanero, el de los planes B, C, D, etcétera, guarda silencio sobre Marcelo Ebrard y sus aspiraciones presidenciales. Se mantiene desde su trono palaciego, “como el chinito…. nomás milando”.
Este hombre tiene licenciatura, maestría, y tres doctorados en procesos electorales en México, con especialidades en antes, durante y después de los procesos, todos ellos expedidos por La Universidad de la Vida. Estableció un nuevo partido político con un nuevo nombre: Morena. Este nuevo partido resulta ser el mismísimo PRI vuelto a nacer, lugar donde mamó sus primeras leches político-marrulleras. Morena es un ave fénix que surge de las cenizas del vetusto PRI.
Este hombre gusta de distraer la atención pública. Crea escenarios para los reporteros: “No voy a Acapulco, porque los conservadores corruptos me tienden una emboscada”, “la megafarmacia surtirá cualquier medicamento que requiera la población en máximo 24 horas. Si se requiere se le envía por avión, a cualquier parte del país…”. Este hombre sabe esconder la bolita, pero en su fuero interno, está preocupado por el inconveniente que le está planteando su elegida, Claudita. La de la colita de caballo, pelo recogido y cara de tengo hambre.
La persona en quien confía por ser mujer, leal, devota, admiradora de su estilo y maneras de gobernar, adepta y fanática de la 4T y en pocas palabras, su verdadera incondicional, con una constancia proamlista insustituible, al grado de haber hecho una carrera de imitación de actitudes, gestos, contestaciones, frases de su, hasta ahora, jefe supremo. Cierto, pero, Claudia no levanta. ¡No levanta chico! ¿Qué hacer?
El otro hombre, Marcelo Ebrard, personaje poco acostumbrado al silencio, pareciera haber enterrado sus esperanzas, bajo toneladas de granito, coraje y quijadas apretadas. Es observador que ha sabido callar y ausentarse cuando la política lo demanda. Hoy ve los toros desde la barrera, calladito, calladito.
Lee los periódicos con tristeza. Ya no lo mencionan como antes, como cuando era secretario de Relaciones Exteriores y después, al recorrer el país como “corcholata” (nueva acepción del “tapado” del PRI), pero… pero… no por ello deja de leer, conversar, intercambiar opiniones y promesas a sotto voce, con varios personajes del escenario político actual y con aquellos a quienes considera con posibilidades futuras.
Calladito, calladito, pero ya mandó un mensaje público. Envió al cierre de campaña de Xóchitl, el pasado domingo 14 de enero en la Arena México, en la CDMX, ni más ni menos que a Martha Delgado, su operadora principal, quien felicitó a la candidata del Frente Amplio por México, con efusivo y público abrazo, después de que ella había fustigado fuertemente a la candidata de Morena.
¿Cómo interpretar el hecho? Recuerdo la famosa frase de Jesús Reyes Heroles: “En política, la forma es fondo”. En ese abrazo de la operadora de Ebrard se escribió: “Hazme caso, Andrés Manuel, háblame, apóyame o me voy a la oposición”.
Marcelo Ebrard Casaubón (63 años) es indeciso, cambiante y berrinchudo. Ha pasado por tres matrimonios y seis partidos políticos (PRI, Verde Ecologista, Partido Centro Democrático, PRD, Movimiento Ciudadano y Morena). Al último lo tiene amenazado con renunciar. Tiene en su haber cinco hijos. Es político curtido en las buenas, las malas y las regulares, con 41 años de servicio público. Su colmillo deja surco.
Ha sido aceptado y rechazado. Ha desempeñado cargos con expresión de estar satisfecho y molesto se ha autoexiliado en Francia “en un apartamentito”, según sus palabras, a lamerse las heridas. Ha cedido el paso a otros en espera de su turno y tragado grueso cuando lo anticipado no se le ha cumplido… y todo indica que, en su larga carrera hacia la Presidencia, su gran sueño, “le están haciendo de chivo los tamales”.
Las precampañas, que se iniciaron el 20 de noviembre del año pasado, concluyeron ayer jueves 18 de enero de 2024. Las campañas presidenciales, senadurías y diputaciones se llevarán a cabo del 1 de marzo al 29 de mayo de 2024. Tienen una duración de 90 días (Art. 251.1 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales).
¿Qué sucederá entre el 18 de enero y el 1 de marzo de 2024? ¿Podría AMLO sacarse de la manga un Plan E (Plan Ebrard), si la popularidad de Claudia Sheinbaum sigue de bajada? ¿Sustituirla por Marcelo Ebrard? ¿Mandar a las “fuerzas vivas”, al más recio estilo priista, al domicilio de Marcelo y notificarle que el pueblo lo requiere? ¡Qué la patria se lo demanda!