¿Por qué es un error volver a pedir juicio político contra el gobernador de Nuevo León?
Sin Censura
Varios políticos, como Jesús Nava (alcalde “cuando quiere” de Santa Catarina), han pedido como regalo de Día de Reyes otro juicio político para el gobernador Samuel García. Uno más.
Ya perdimos la cuenta de cuántos juicios políticos han solicitado los opositores de Samuel García contra el mandatario estatal.
También ya perdimos la cuenta de cuánto se ha frivolizado la apelación al recurso del juicio político, que no es más que la intención del legislativo local o de algún oportunista de otro lado de tumbar al ejecutivo local.
En sexenios anteriores, la pura mención del juicio político contra el gobernador por parte de un político local levantaba inmediatamente las antenas de la prensa y era motivo de ocho columnas (así se decía en ese entonces).
Ahora no merece más que una nota en interiores. Y ni hablar de que el tema no prende ni una chispa en redes sociales.
¿Por qué? Muy simple: porque pedir juicio político contra el gobernador es la vía más simplona y superficial cuando un político sin talento y sin nada qué aportar quiere llamar la atención.
Y el esfuerzo de llamar la atención no es derivado de una indignación personal del quejoso, sino de que ese político ramplón, como Nava, quiere mantenerse vigente de la peor manera posible de cara a las elecciones del 2027. Ni más ni menos.
En vez de hacer obra pública, pide juicio político. En vez de mejorar la seguridad municipal, pide juicio político. En vez de tapar baches, pide juicio político.
Lo peor es que pedir juicio político como lo hace el alcalde de Santa Catarina no tiene ninguna eficacia ni logro concreto. Por ley, Samuel García no puede reelegirse como gobernador. Se les olvida esa obviedad a Nava.
Esto me trae a colación un artículo que publicó hace unos días en The New York Times (2/1/25) James Carville, uno de los grandes consultores electorales en EUA.
El artículo se titula: “Pensé que Kamala Harris ganaría. Me equivoqué”.
Carville dice que, a pesar de toda su experiencia como asesor electoral, estaba convencido (no totalmente, claro está) de que Kamala Harris le ganaría a Donald Trump. ¿Cuál fue su error de cálculo?
No entender que la elección se trataba de proponer soluciones económicas y no de denostar a Trump.
¿Qué lecciones aprendió Carville? Que, a partir de 2025, el Partido Demócrata tiene que dejar de hacer del propio Trump su principal foco de atención. Trump no puede ser elegido nuevamente.
Además, opina Carville: “A muchos estadounidenses no les importan en absoluto las acusaciones contra Trump si no pueden proveer buenos ingresos para sí mismos o para sus familias”.
Dicho de otro modo, el verdadero rival del partido Morena y de la 4T (y Nava se acaba de afiliar a Morena, al menos de aquí a la próxima semana, cuando quizá brinque a otro partido), es el PRI y el PAN.
Dice Carville: “Denunciar a otros estadounidenses o a su líder como malhechores no va a hacer que ganemos elecciones; centrarse en su dolor económico sí”.
Y termina su artículo Carville como yo termino el mío: no está mal si eres político (aunque lo seas del montón) pensar electoralmente; está mal pegarle a quien ya no será tu rival. Así fue, así es y así será por siempre.