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Opinión

Despertar de nuestra ilusión

El momento presente

Si nos la pasamos perdidos en nuestros pensamientos, podemos navegar por la vida sin darnos cuenta de toda la plenitud a la que tenemos acceso.
 
Hay un chiste que comentaron en una ocasión: Iba un hombre conduciendo su coche en la carretera por la noche, y empezó a notar que su coche fallaba, decidió estacionarse en un pueblo que estaba asentado en la orilla de la carretera para levantar el cofre y darse cuenta que una pieza del coche se había afectado.

Requería unas pinzas para poderla remover y reemplazarla, era un hombre precavido y como sabía que dicha pieza estaba propensa a dañarse había comprado un reemplazo y se disponía a cambiarla.

Entonces se dio cuenta que, a pesar de ser precavido, había olvidado las pinzas mecánicas en su casa y no podría remover dicha pieza a menos que fuese con esa herramienta.

Entonces decidió ir a pedir unas pinzas prestadas a algún vecino de ese pueblo donde se había estacionado, sin embargo, vio su reloj y se percató que eran las once y treinta de la noche.

Pero sabía que era imposible cambiar dicha pieza sin esa herramienta así que no le quedaba más remedio que buscar unas pinzas, entonces llevó su mirada a las diferentes casas del pueblo y vio que todas estaban a oscuras, ya sus luces estaban apagadas y se dijo: ‘Ya todos duermen’.

Entonces vio una casa que estaba alejada de él como a unos trescientos metros y notó que las luces estaban encendidas así que se dirigió hacia allá. Y mientras iba caminando comenzó a pensar: ‘¿Y si no tienen pinzas? ¿Y si en realidad sí tienen, pero se molestan por tocar su puerta a esta hora y aunque tengan no me la quieren prestar?’

Seguía avanzando hacia la casa y seguía sumido en sus pensamientos: ‘¿Y si se molestan porque les interrumpo en lo que están haciendo? ¿Y si se burlan de mí por ser tan tonto y no traer unas pinzas?’
Y mientras seguía caminando llego hasta la puerta y antes de tocar pensó: ‘¿Y si me la prestan de mala gana o creen que soy un ladrón que se las quiere robar?’

Entonces tocó a la puerta y abrió un hombre y entonces el automovilista le dijo: ‘¡¡Ni quien quiera tus malditas pinzas!! ¡¡Yo veré cómo me las arreglo!! ¡¿Cómo es posible que existan personas tan desconsideradas?!!’

Y dicho esto se dio media vuelta y se fue. Ante esa escena el dueño de la casa se quedó sorprendido y boquiabierto. Aunque este es un chiste, si reflexionamos un poco, ¿Cuántas veces nosotros no caemos en prejuicios y suposiciones, sin darnos cuenta que sólo es nuestra mente que nos está envolviendo en una neblina de sueño y confusión?

Mientras no salgamos de la mente rumiante, nunca lograremos conectar con la maravilla de la vida, no necesitamos a ese cronista dentro de la cabeza que nos esté describiendo el partido de la vida, podemos darle las gracias y vivir nosotros directamente cada experiencia y nos daremos cuenta que despertar del sueño de la mente es una y la mayor liberación que podemos alcanzar.

Hasta el siguiente momento presente.

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