La Zona Metropolitana de Monterrey tiene grandes retos ambientales, especialmente uno que se ha convertido en uno de los problemas más graves para la población: la contaminación ambiental.
Contrariamente, en nuestra entidad se han construido organismos no gubernamentales que han realizado grandes aportaciones ecosistémicas, como es el caso del Fondo Ambiental Metropolitano de Monterrey (FAMM), que ha reforestado los bosques de la sierra alta para garantizar la recarga hídrica natural de las montañas, las cuales son nuestra fábrica de agua para el subsuelo de la metrópoli.
El trabajo realizado por el FAMM ha permitido que, en época de sequía, se mantengan los acuíferos recargados, así como la conservación de las zonas boscosas que nos brindan grandes servicios ambientales.
El FAMM es impulsado por el empresariado regiomontano, las grandes empresas contaminantes y las embotelladoras que tienen altos consumos de agua en la entidad, pero es una buena práctica que nos ayuda a restaurar ecosistemas sin los cuales nuestra calidad de vida se vería muy comprometida.
El Fondo Ambiental Metropolitano ha renovado su Consejo por primera vez desde su creación en 2018. Sale Alfonso Garza Garza y llega David Garza Herrera, quien se comprometió a ejecutar tres puntos principales:
1. Escalar las intervenciones en zonas críticas de bosques y mejorar la trazabilidad con el uso de la tecnología.
2. Redoblar esfuerzos para colaborar con Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey con el fin de mejorar la eficiencia y la seguridad hídrica.
3. Enfrentar con inteligencia el problema de la mala calidad del aire, haciendo equipo con sectores clave para proponer soluciones viables y bien fundamentadas.
En lo referente al tema de la contaminación, el Gobernador Samuel García comentó que el FAMM tendrá un asiento en la Comisión Ambiental Metropolitana (CAME), en la que participan la autoridad federal representada por la SEMARNAT, el Gobierno del Estado, alcaldes municipales, el Congreso Local, asociaciones civiles y universidades.
En mi opinión, es una buena noticia que el FAMM participe en la CAME, especialmente porque, a través de ese fondo de aportantes privados, se pueden realizar actividades de acción climática para llevar a cabo acciones inmediatas y contundentes que mitiguen la mala calidad del aire.
Otra buena idea sería incluir en la CAME al organismo Cómo Vamos, que es un ente civil en el que se da seguimiento, a través de mecanismos basados en indicadores, a los compromisos realizados por los municipios y el Gobierno del Estado. Si se incluyera en la Mesa Ambiental Metropolitana, se podría llevar de manera ordenada la revisión de los compromisos que realicen cada una de las partes, el seguimiento de las acciones y la medición de emisiones para evaluar si, con las acciones emprendidas, se logra bajar los contaminantes del aire.
Tenemos que echar mano de todas las herramientas sociales que tenemos. Afortunadamente, estos organismos han logrado consolidarse y dar resultados efectivos. Si toda la sociedad y el gobierno de los tres niveles nos comprometemos y damos seguimiento puntual a las acciones, podemos lograr resultados en el corto, mediano y largo plazo.
Más allá de la percepción ciudadana sobre las empresas que emiten grandes cantidades de contaminantes, tenemos que ser contundentes en los compromisos para reducir las emisiones, reforestar nuestras ciudades, hacer un uso racional del agua y preservar nuestras áreas naturales. Todo esto nos involucra a todas y a todos.