Opinión

Dedazo y divisionismo, 1969. Primera parte

Sección Editorial

  • Por: Adalberto Madero
  • 09 Octubre 2024, 00:09

En las elecciones municipales del 7 de diciembre de 1969, únicamente contendieron el PRI y el PAN. El primero haría uso de su amplia estructura y presupuesto para arrasar en todas las alcaldías, mientras que el segundo trataría de retener las ganadas y conquistar la capital del Estado; veámoslo a continuación. 
 
El 24 de diciembre de 1968, el gobernador Eduardo A. Elizondo publicó un decreto en donde se le restaba un año a las administraciones municipales. En lugar de durar tres años, se establecieron dos bienios subsecuentes: de 1970 a 1971 y de 1972 a 1973, para que, a partir de 1974, se reintegraran los trienios (1974-1976), con la intención de homologar el mismo año electoral las elecciones de gobernador y de ayuntamientos cada seis años. Con este ajuste, las próximas dos campañas municipales se realizarían en 1969 y 1971.
 
El ambiente electoral  se comenzó a mover en la ciudad desde el 5 de septiembre de 1969, cuando el PRI organizó una asamblea pública con sus tres sectores en el Teatro Florida para comentar el quinto informe presidencial de Gustavo Díaz Ordaz. Al evento acudió el delegado nacional del partido, Diódoro Rivera Uribe, quien, al ser cuestionado por la prensa sobre los nombres de los precandidatos para la alcaldía regia, respondió que, por instrucciones del presidente nacional priista Alfonso Martínez Domínguez, no habría “ahijados” en el estado, “que sería el partido y sus bases los encargados de seleccionar la mejor opción para la ciudad capital del estado”. Los dirigentes estatales de la CTM y la CNOP comentaron que esperarían el lanzamiento de la convocatoria, señalando que los albazos a favor de un militante se considerarían una indisciplina. Sin embargo, los líderes obreros y populares no acataron lo anterior; el día 13 de septiembre comenzaron a manifestar su apoyo al Ing. Gerardo Torres Díaz para la candidatura de Monterrey, quien fungía desde 1967 como secretario de obras públicas del estado. Había nacido en Monterrey el 11 de abril de 1930; era ingeniero civil egresado de la UANL, considerado uno de los más fuertes “elizondistas” dentro del gabinete estatal y un joven prospecto para que en 1973 peleara por la gubernatura de Nuevo León.
 
Días después, se disparó una fuerte oleada de apoyo. El 19 de septiembre, la Coalición de Sindicatos de Choferes de la Federación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, adheridos a la CROC, en voz de su dirigente estatal Agustín Serna Mendoza, apoyó públicamente la precandidatura de Torres Díaz, al que consideraron el mejor gallo para Monterrey. Lo mismo hicieron, dos días después, numerosas comisiones de ligas deportivas, comités de mejoras y uniones de colonos. Una semana después, se les unieron varios sindicatos de la CNOP, quienes organizaron una manifestación afuera de su local, en donde cinco mil agremiados lo respaldaron. De esta forma, se le fue dando formalidad a su candidatura.
 
El 11 de octubre se lanzó la convocatoria para la elección de planillas, la cual se cerraba el día 14 del mismo mes. Las convenciones municipales se realizarían en cada municipio el 19 de octubre. Con el apoyo de los tres sectores del PRI (Obrero, Campesino y Popular), Gerardo Torres Díaz se registró como precandidato único el 19 de octubre en el Teatro Municipal “José Calderón”. En su toma de protesta, habló sobre la necesidad de ayudar a la gente: “nos enfrentaremos a todo problema de la comunidad para encontrarle solución adecuada y estaremos atentos al pulso de las necesidades de las clases económicamente débiles para intentar, por todos los medios a nuestro alcance, cubrirlas íntegramente”. El día 28, la dirigencia estatal tomó la protesta a sus 51 candidatos a presidente municipales en el Teatro Florida; así iniciaba el PRI la contienda electoral por las elecciones municipales.
 
Mientras tanto, el PAN apenas en septiembre se cuestionaba si debía participar en las elecciones municipales. El domingo 14 de septiembre se realizó la Convención Regional en las instalaciones del Comité Regional del Partido. La reunión estuvo presidida por Antonio L. Rodríguez, el Delegado Nacional Roberto Corella, procedente de Baja California, el Dr. Luis Hinojosa y Elías Tueme. Se acordó participar en el proceso electoral con una “alta expectativa de triunfo”. Buscaban retener los municipios de San Pedro Garza García y Abasolo, así como ganar Monterrey, Santa Catarina, San Nicolás de los Garza, Cerralvo, Cadereyta y Sabinas Hidalgo, “pues los sectores del PRI se encuentran en franca pugna y muy divididos,” señalaron. Estas intenciones no se vieron reflejadas en sus actividades mediáticas debido a que tuvieron una nula propaganda de sus actividades. Es hasta el 2 de octubre cuando aparece una pequeña inserción anunciando su presencia en las elecciones municipales, en donde se pedía a la ciudadanía empadronarse y no dejar de votar el 7 de diciembre.
 
El 21 de septiembre, la prensa local destapó a cinco panistas: el Ing. Manuel de la Garza, el Dr. Luis Hinojosa, el Dr. Gonzalo Guajardo, el Lic. Alejandro Chapa y el Dr. Abelardo Salas Guerra. Esta diversidad de precandidatos generó diferencias entre los panistas, lo que obligó al Comité Municipal de Monterrey a posponer la elección de su planilla para finales de octubre. El día 29 de dicho mes, la dirigencia estatal anunciaba la candidatura de 10 planillas para contender por los municipios de Abasolo, Cerralvo, San Pedro Garza García, General Terán, Iturbide, Linares, Sabinas Hidalgo, San Nicolás de los Garza, Santa Catarina y Zaragoza, dejando pendiente la elección en Monterrey.
 
Hasta el 31 de octubre, en el cierre de los registros de la Comisión de Vigilancia Electoral de Nuevo León, el PAN registró su planilla por Monterrey, encabezada por el Ing. José S. Aldape Guajardo para presidente municipal, quien había nacido en Apodaca, Nuevo León, el 1 de noviembre de 1910. Ingeniero de profesión, trabajó en la Compañía Fundidora de Monterrey y fue miembro de Acción Nacional desde su fundación. Fue socio de los Caballeros de Colón, Club de Leones y de la Sociedad de Ingenieros y Técnicos A.C.
 
Con estos contendientes, iniciarían las campañas municipales, donde el PAN estaba seguro de incrementar su presencia electoral y el PRI utilizaría todo su aparato político para tener el control de los 51 ayuntamientos.  
 

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