Opinión

Cuando la vida cobra sentido se genera una energía que nos puede llevar a logros increíbles.

Sección Editorial

  • Por: Javier Gutiérrez
  • 13 Febrero 2024, 01:35

Tal vez pensemos que tener sentido en la vida es algo que viene por descontado, podemos creer que realizar cualquier empleo, profesión o actividad que desarrollemos es darle sentido a la vida y puede ser así, por supuesto, pero también puede que sólo llenemos espacios y cubramos necesidades para seguir subsistiendo.

¿Cómo saber si nuestra vida tiene sentido? Básicamente, cuando sentimos que lo que hacemos es importante para algo o alguien más, es trascendente a lo cotidiano, cuando sabemos que dejamos huella en el mundo.

No tiene que ser la gran obra, con visualizar un proyecto en el cual sentimos que somos protagonistas, eso nos dinamiza para sentirnos empoderados y lograr una vida llena de satisfacciones, de problemas, de dificultades, obviamente también, pero rica en plenitud y en ganas de vivirla.

Recuerdo ahora que escribo, lo que comentó Carl Jung en alguno de sus libros, donde mencionaba que una tribu india, decía que ellos eran los sirvientes del Dios Sol, y que lo asistían en su viaje diario a lo largo del arco cielo, y que ellos, con sus oraciones, con su amor y su presencia, hacían que el sol pudiera salir y ponerse cada día.

Ellos creían que su misión era sagrada, divina, que ayudaban tanto a su Dios para avanzar durante el día y con eso ayudaban a toda criatura viva sobre la tierra.

Lo anterior nos parecerá absurdo o primitivo, sin embargo, dicha visión animista de esta tribu, mantenía con una salud envidiable a los integrantes de dicho grupo donde científicos encontraron los más bajos niveles de enfermedades crónico degenerativas y muertes prematuras que en otros grupos que no tenían tan importante “misión”.

También otro claro ejemplo del sentido de la vida, fueron las experiencias de Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austríaco, autor del libro El hombre en busca de sentido, quien estuvo preso en los campos de concentración durante la segunda guerra mundial y que obviamente experimentó las mayores atrocidades que un ser humano pueda vivir.

Él menciona que el motivo por el que pudo seguir adelante cuando muchos caían muertos por inanición o desesperanza fue su deseo de volver a estar con su familia, volverlos a ver, a abrazar, eso que para nosotros es cotidiano y muchas veces hasta lo damos por sentado sin valorarlo, para él era su motor de vida.

Así mismo nosotros podemos encontrarle ese sentido a nuestra vida, para que no vaya solo guiada a logros materiales ni solo a distracciones banales, sino preguntarnos: Por qué características nos gustaría que las personas nos recordaran, qué podemos hacer nosotros para vivir más acorde a nuestra profunda naturaleza y no sólo a convencionalismos impuestos.

No tenemos que ser unos superhéroes, sólo tenemos que sintonizar con lo más valioso de nosotros y escucharle para seguir su guía y nos sorprenderemos de lo mucho que podemos lograr y disfrutar cuando tal vez, meditando nos demos cuenta que una inspiración llega a nosotros para movilizarnos a un bien mayor, un bien que nos trascienda.

Por lo que te invito a no perderte en la inercia de la vida, esa inercia que nos genera un aburrimiento profundo, que nos lleva a desperdiciar la preciosa y única vida que tenemos.

Hasta el siguiente momento presente.

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