¿Cuáles son las dos peores amenazas para Nuevo León a partir de hoy?
Sección Editorial
- Por: Eloy Garza
- 20 Enero 2025, 00:15
Nuevo León deberá reaccionar a partir de hoy ante dos hechos insólitos en su historia reciente. Ambos se derivan de la toma de protesta de Donald Trump en el Capitolio como el 47 Presidente de EUA.
El primer hecho es una eventual crisis humanitaria. Hoy inician las deportaciones de más de 4.5 millones de mexicanos que viven en suelo estadounidense, con documentos en trámite o sin ellos, y que, por haber sido procesados o haber cometido alguna infracción, mayor o menor, serán deportados (en su primera etapa), especialmente de estados fronterizos como Texas. Según cálculos confiables, durante los primeros meses de 2025, nuestro estado recibirá a más de 100,000 deportados, que se sumarán a los migrantes que, aún con trabas y obstáculos, esperan cruzar la frontera con EUA. ¿Qué haremos con ellos? ¿Vendrán de paso o se quedarán a vivir aquí? Difícil anticiparlo.
Si tomamos en cuenta que anualmente Nuevo León recibe, en promedio, 120,000 foráneos con intenciones de afincarse bajo el Cerro de la Silla, tendremos que darles sustento e ingreso digno al doble de personas. El desafío es colosal.
Hace un par de días visité Casa Indi, uno de los albergues de migrantes en Monterrey, y no vi condiciones óptimas para recibir una avalancha de esa magnitud de personas desplazadas. Vi familias enteras con menores en la calle, esperando atenciones y cuidados, y no contemplé más mejoras que un poste de metal que por años estuvo caído, atravesando la calle y que la gente usaba como tendedero de ropa. En aquel entonces, llamé al ayuntamiento, y ha sido lo único bueno que hizo el entonces alcalde Luis Donaldo Colosio al atender este tipo de asuntos. Una hora después de mi llamada, como simple ciudadano, ya estaba erguido el poste. Al menos durante una hora, Colosio dejó de ser el funcionario inepto que ya conocemos los regiomontanos.
Dicho de otro modo: el activismo ciudadano funciona en Monterrey si se hace de buena fe. El problema es que muchos activistas están asalariados y son enviados por políticos rivales contra el gobernante en turno para cometer desmanes, no para reclamar la intervención de la autoridad pública en asuntos de interés general. Son reventadores a sueldo. Y ya no me hagan hablar de más.
El otro desafío es que Donald Trump inició hoy la tramitología para declarar como grupos terroristas a las bandas mexicanas del crimen organizado. ¿Y cuál es el problema en esto? Que pagarán justos por pecadores.
Habrá congelamiento de cuentas de remesas, parálisis de transacciones comerciales, ataques de comandos operativos norteamericanos a mexicanos en nuestro propio suelo.
Nuevo León debe estar prevenido. Incluso debemos estar en guardia para contener intervenciones militares extralegales, con manejo de drones espías, operativos encubiertos que pretexten estrategias de asalto con otros fines para desestabilizar el noreste de México, e interrupción dolosa en la cadena de suministro de productos y servicios transfronterizos, a pesar del T-MEC.
Nuevo León es una región estratégica porque hemos aprovechado con éxito el nearshoring lo que, paradójicamente, nos convierte en una zona delicada para los intereses de la administración Trump.
¿Exagero? No. Trabajé en la Secretaría de Gobernación como director general durante dos sexenios en tareas muy sensibles y de alta confidencialidad, y sé cómo se las gastan nuestros vecinos en estrategias de inteligencia geopolítica. Lo viví en carne propia, y la respuesta de nuestras autoridades tiene que ser rápida, contundente y efectiva. Aquí no cabe la improvisación. Lo mejor es dejar a un lado nuestras diferencias partidistas e ideológicas y encarnar, por encima de todo, los altos valores de ser patriotas. Ya basta de pelear como perros y gatos en Nuevo León. Si seguimos divididos en vez de sumar, saldremos perdiendo todos.
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