¿Cuál es la negociación secreta entre México, Nuevo León y BlackRock que nadie te contará?
Sección Editorial
- Por: Eloy Garza
- 08 Noviembre 2024, 00:21
Pasó casi desapercibida una reunión entre Samuel García y altos directivos de BlackRock, la gestora de inversiones más poderosa del mundo.
Traigo a colación este encuentro por dos motivos (el segundo es sumamente importante). El primero, porque ya se filtró la información de que los acuerdos entre Samuel García y los directivos de BlackRock giraron en torno a inversiones en infraestructura carretera, dado que esta sociedad de inversión considera a Nuevo León como futura sede de sus más fuertes inversiones en América Latina. Y no es decir poca cosa, porque esta gestora maneja más de 10 billones de dólares en activos, lo que es comparable al PIB combinado de las tres mayores economías europeas: Alemania, Reino Unido y Francia.
Sin embargo, por razones de geopolítica realista (yo no soy de la escuela geopolítica idealista, porque, de soñadores ilusos, está empedrado el camino al infierno), considero que el segundo motivo que te daré es el más relevante: al mismo tiempo que se ratificaba la victoria de Donald Trump como próximo presidente de EUA, el mandamás de BlackRock, Larry Fink, negociaba en privado en Palacio Nacional con la mandataria Claudia Sheinbaum sobre el seguimiento de la reestructuración de la deuda pública de CFE, Pemex y proyectos como el Tren Maya.
¿Casualidad? ¿Coincidencia de hechos? No. En esta campaña presidencial de EUA, BlackRock, Vanguard y State Street, quienes en suma controlan la mayor parte de las finanzas globales, se inclinaron por el Partido Demócrata y posicionaron su agenda de energías limpias y de medio ambiente sano.
Donald Trump, en cambio, recibió el respaldo de la competencia de BlackRock, que es la gestora Blackstone (culpable de la crisis inmobiliaria en España, con sus fondos buitres), Apollo y Carlyle Group.
Por supuesto, por cuestiones de marketing, los apoyos públicamente notorios a Kamala Harris fueron del mediático Reed Hastings, dueño de Netflix; Reid Hoffman, creador de LinkedIn y consejero de Microsoft; así como de Roger Altman, exmandamás de Lehman Brothers y actual director del banco Evercore. Estas empresas no tienen amigos, sino intereses. Y Kamala Harris ya es historia.
Y podría omitirte el dato significativo de que el más mediático mecenas de Trump fue Elon Musk (quien te aseguro insistirá en montar su Gigafactory Tesla en Nuevo León después de que pase el vendaval electoral y ya tenga en sus manos buena parte del control del poder en Washington. Estimo que sucederá a mediados de 2026).
Este control gubernamental no sólo le dará buenos dividendos a Musk, especialmente a su empresa Space X, la principal proveedora externa de la NASA, sino que abrirá de nuevo los canales de inversión, ahora en paréntesis relativo por compulsiones evidentemente electorales transitorias.
¿Es bueno que Sheinbaum negociara con Larry Fink mientras celebrara su triunfo Donald Trump en Mar-a-Lago? Sí. Viene la renegociación del T-MEC, y no hay que olvidar (como te lo señalé en artículos pasados) que BlackRock está detrás de la inversión de “Mexico Pacific”, que será el más grande proveedor global de gas natural licuado del Golfo de California a Asia. Este proyecto regional México- estadounidense sin precedentes, que partirá nada menos que de Sonora, con una inversión de $20,000 millones de dólares, ya gestionados por la CEO de Mexico Pacific, Sarah Bairstow, con BlackRock, determinará las relaciones relajadas entre los dos países. Somos hermanos siameses, nos guste o no, el nuevo espectro multipolar de regiones en pugna comercial.
Donald Trump, que es un estupendo y duro negociador, no dejará pasar este dato cuando se siente a renovar las cláusulas del tratado con México. Y tan no lo dejará pasar que una de sus primeras acciones de ayer fue hablar casi una hora con Sheinbaum, invitándola personalmente a la ceremonia de investidura presidencial el próximo 20 de enero (no suele invitarse a casi ningún mandatario extranjero en este tipo de ceremonias). Además, ya giró instrucciones Trump para que quien atienda al secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard (el canciller Juan Ramón de la Fuente será mero florero decorativo), sea nada menos que Susie Wiles, la directora en la sombra de su campaña presidencial y a quien apenas ayer nombró su flamante jefa de gabinete en la Casa Blanca para su segundo mandato. Lo que debes saber es que cuando Trump comisiona a Wiles para una misión secreta, siempre es para llegar a acuerdos y cumplir alianzas, no para golpear y menos someter enemigos. No te digo lo principal porque pongo en riesgo algo más que mis fuentes.
Dicho de otro modo, las negociaciones entre los dos países vecinos no tendrán nada que ver con las presiones a las que nos sometió Trump en su primera y accidentada gestión presidencial. Serán negociaciones tirantes, severas, críticas, pero los mexicanos tenemos ya con qué contestarle al poderoso vecino del norte. Vienen tiempos recios, como tituló Mario Vargas Llosa a su penúltima novela.
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