La próxima semana se celebrará finalmente la esperada reunión entre el gobernador de Nuevo León, Samuel García, y los legisladores locales de la bancada del ‘PRIAN’.
Esta meta, que fue como remontar una pesada cuesta, se debe en muy buena medida al cabildeo y las intensas negociaciones con la oposición del coordinador de la bancada de Movimiento Ciudadano en el Congreso local, Miguel “Mike” Flores.
Es aleccionador ver cómo evolucionan algunos personajes del ámbito político local, como es el caso de “Mike” Flores, más si se trata de políticos millennials que han desplegado dotes de lealtad indiscutible y que, ahora, desde posiciones de carácter legislativo, han desarrollado nuevas potencialidades en el complejo arte de la negociación política. No es nada fácil.
Miguel cierra la mano; es estricto y riguroso cuando se requiere, pero también tiende la mano conciliadora para llegar a acuerdos donde haya un ganar-ganar para todas las partes, sopesando beneficios y priorizando el bien común de los nuevoleoneses.
Miguel aprendió a hacerlo mejor que muchos representantes impresentables del viejo régimen autoritario y de la oligarquía de campanario que predominó por muchas décadas en Nuevo León.
El coordinador de los diputados locales de MC define líneas programáticas, marca objetivos de largo alcance y luego los cumple sin distracción. Sabe que la negociación es un proceso activo, que no se queda en la planeación, sino que se hace, a como dé lugar, que funcionen las cosas.
En ese sentido, a la luz de lo aprendido, Miguel es estratega. Sin embargo, cabe formularnos la pregunta de rigor: ¿podrá conseguir Miguel “Mike” Flores que de esta próxima junta entre el gobernador y las bancadas opositoras del Congreso local salgan acuerdos fructíferos que beneficien al pueblo de Nuevo León? Así será. De eso estamos seguros. Es por el bien de todos y por la gobernabilidad de nuestro Estado.