Convenciones y sombrerazos, 1966. Segunda Parte
Sección Editorial
- Por: Adalberto Madero
- 02 Octubre 2024, 00:29
La campaña de César Lazo Hinojosa inició con mucha fuerza, con el respaldo de todos los sectores del PRI. El 2 de noviembre se unieron a su campaña los trabajadores de las secciones 64, 66 y 67 del Sindicato Industrial de Trabajadores Mineros Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana. Desde el 3 de noviembre, comenzó a visitar las colonias de los diferentes sectores: inició en las del sur como la Arturo B. de la Garza, Altamira, Sierra Ventana, Contry, Altavista y Burócratas Municipales.
En los eventos, el candidato estuvo acompañado por algunos de sus futuros colaboradores, quienes tomaron nota de los problemas planteados por los vecinos para agregarlos a su programa de gobierno. El 4 de noviembre, se llevó acabo el primer mitin en la Plaza Díaz Mirón de la colonia Independencia, donde fue aclamado por más de cinco mil habitantes del sur de la ciudad, ante quienes se comprometieron a realizar una administración limpia y progresista.
El 5 de noviembre, visitó las colonias del noreste de la ciudad: Garza Nieto, Estrella, Hidalgo, Niño Artillero, Constituyentes del 57 y Topo Chico. Allí fue atendido por los vecinos, quienes le expresaron sus necesidades más apremiantes, como el servicio de alumbrado, recolección de basura, falta de transporte público y rondines policiacos, a lo que el priista se responsabilizó a resolverles una vez que ocupara la silla municipal.
El segundo mitin se realizó el 11 de noviembre en la colonia Hidalgo, donde asistieron vecinos de las colonias del norte, varias organizaciones sindicales y representantes de trabajadores ferrocarrileros, mineros, cetemistas, croquistas, petroleros y del sector popular.
Ahí, se comprometió a arreglar las calles, el alumbrado, construir y ampliar las escuelas, introducir el agua potable, eliminar los basureros, reglamentar el transporte urbano, cerrar los centros de vicio, construir mercados y zonas de recreo. El 14 de noviembre, visitó las colonias Victoria, Asarco, Cristales y la Estanzuela, donde propuso crear un Departamento de Pavimentación, provisto de máquinas y del equipo necesario para que las calles estuvieran en las mejores condiciones.
El último mitin multitudinario de su campaña se realizó el día 25, sobre las avenidas Pino Suárez y Arteaga, al que acudieron más de seis mil personas convocadas por los tres sectores del partido, así como por sindicatos y organizaciones. En su discurso reiteró el lema de su campaña de trabajar “con honradez y trabajo” y servir con lealtad y eficacia por la causa de un Monterrey mejor.
El panista Arturo L. Guerra inició su campaña el primero de noviembre con desplegados, donde daba a conocer su programa de gobierno para el trienio 1967-1969. Calificaba de deprimente la situación de Monterrey; urgente de soluciones que evitaran el colapso financiero y urbano, debido a la estafa de quienes manejaban el erario municipal.
Para evitar este derrumbe, proponía cuatro rubros indispensables para el desarrollo estable y organizado de la ciudad: los ingresos serían jerarquizados para su inversión en obras públicas y servicios por orden de importancia; salarios dignos a los trabajadores para que realizaran un trabajo más calificado y de esta forma combatir la corrupción; invertir $68 millones de pesos anuales en obras públicas urgentes y destinar un presupuesto de $28 y medio millones anuales de pesos para la modernización de los servicios públicos de limpieza, seguridad, vialidad, sanidad, transporte público y ornato.
Según un rotativo local, el abanderado albiazul recorrió los primeros días de su campaña las colonias del norte y al mismo tiempo realizó mitínes sorpresa en calles y plazas. En algunas ocasiones, estuvo acompañado por los directivos del PAN, como el profesor Pedro Reyes Velázquez, diputado federal. Entre los mítines que llevó acabo, destacaron los celebrados en las avenidas Calzada Madero y Cuauhtémoc, Calzada Madero y Juárez, Zaragoza y Morelos, Juárez y Padre Mier, entre otros.
El cierre de campaña, como era tradicional, se llevó a cabo el 30 de noviembre en la plaza Zaragoza, acto en el que estuvo acompañado por Manuel Gómez Morín, Pedro Reyes Velázquez, Norma Villarreal de Zambrano, Abelardo Salas Guerra y varios legisladores federales de Acción Nacional. Los oradores exhortaron a la concurrencia a ejercer su derecho a votar y a luchar por un gobierno democrático y honesto.
Así concluyó la campaña municipal panista, de forma discreta en los medios de comunicación y “con pocas esperanzas de triunfo en las urnas durante la jornada cívica del 4 de diciembre”, destacaron los medios locales.
Por su parte, Oscar Guajardo, de la Convención Independiente Electoral, también tuvo escasa presencia en los rotativos, solamente publicó un par de desplegados, para dar a conocer sus ideales y propuestas. El 7 de noviembre, destacó la situación alarmante que vivía la clase trabajadora regiomontana: “sumida en la pobreza y la miseria”, afirmó. Mencionaba que, para acabar con la corrupción, era necesario tener obreros en el cabildo regiomontano, verdaderos representantes del pueblo y no falsos líderes sindicales.
Entre sus propuestas destacan: el respeto irrestricto a los derechos políticos que consagra la Constitución; desaparición del Departamento Seguridad Pública municipal por existir y funcionar en contravención de la Constitución; desaparición del llamado Consejo de Planeación Municipal por estar su funcionamiento en contra de la letra y sustituirlo por un Consejo Consultivo integrado por sindicatos y organizaciones populares; moralización y depuración de todos los elementos de servicios públicos, como agente de tránsito, entre otras.
Su mitín multitudinario se realizó el 20 de noviembre en la Alameda “Mariano Escobedo”, acto sirvió para conmemorar el aniversario de la Revolución Mexicana y para buscar más simpatizantes.
El 4 de diciembre se esperaba un tumulto de ciudadanos en las casillas; sin embargo, pasó todo lo contrario, según la prensa: “hubo una tremenda apatía para la jornada cívica y menos del 40 por ciento acudió a votar”. Al día siguiente, los rotativos reiteraron que las casillas estuvieron desiertas, registrándose leves incidentes, y enfatizaron que algunos de los entrevistados ni siquiera estaban enterados de la justa cívica. Distintas casillas estuvieron desiertas durante el día: “se desarrolló en un ambiente indiferencia ciudadana, pues, salvo en algunas casillas de la Colonia Independencia donde hubo mayor número de votantes, las del resto de la ciudad permanecieron casi desiertas y esporádicamente llegaban ciudadanos a sufragar”.
Así se efectuó el día de la jornada electoral, desairado por la mayor parte de los regiomontanos en edad de votar. Para las 20 horas del domingo 4 de diciembre, los representantes del PRI proclamaban el triunfo de su planilla, asegurando haber obtendio 57, 881 votos. En cuanto al PAN, destacó su triunfo en San Pedro Garza García y en Abasolo, agregando que en las elecciones de Monterrey los ciudadanos actuaron con indiferencia, debido a que no voto ni el 12% de los empadronados.
Finalmente, el 8 de diciembre se instaló la Junta Computadora en el Teatro Municipal “José Calderón” para hacer el recuento de los votos emitidos en las 385 casillas. De acuerdo a su conteo, la planilla del PRI obtuvo 70, 773 votos, por 11,586 del PAN y 2,543 de la coalición de izquierda. Con este resultado, César Lazo Hinojosa y su planilla tomarían posesión de la presidencia municipal regia el 31 de diciembre de 1966, para ejercer el poder durante los siguientes tres años. A diferencia de otras elecciones municipales, la oposición no cuestionó los resultados ni denunció presuntos delitos electorales. El PAN solamente agradeció la participación de los electores y ensalzó el triunfo en los dos municipios referidos, afirmando que “la decisión ciudadana es invencible si lucha con las armas del derecho y con la confianza en la meta que es el bien común de todos”.
En conclusión, unas elecciones de las que se esperaba una tenaz contienda resultaron un evento desairado por la ciudadanía, en donde el PRI demostró fuerza y capacidad para aglutinar a sus diferentes sectores y la oposición se conformó con ganar otros municipios, quedándole muy lejos la posibilidad de triunfar en la capital del estado.
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