Mientras la contaminación del aire se agudiza en la zona metropolitana, las enfermedades relacionadas van en aumento, en contraste con la parálisis de la autoridad ambiental para generar políticas públicas efectivas que mitiguen la mala calidad del aire.
Los días pasados han sido de alta contaminación, especialmente por el disparo de los indicadores por encima de la norma en lo relativo a material particulado, partículas PM10 y PM2.5, siendo estas últimas las más peligrosas. Al ser tan minúsculas, las partículas PM2.5 ingresan al cuerpo humano con la respiración, introduciéndose en los alveolos pulmonares, y de ahí avanzan por el torrente sanguíneo a todos los órganos del cuerpo, corriendo el riesgo de alojarse en ellos y causar daños progresivos, y, en algunos casos, irreversibles a la salud.
De ese tamaño es nuestro problema, en lo básico para la función humana: respirar. Así que no hay escapatoria; por eso debería ser la prioridad entre los problemas a resolver en la zona metropolitana de Monterrey.
Al inicio de la administración del Gobernador Samuel García, el mandatario impulsó como política pública ambiental el cobro de impuestos verdes a las empresas contaminantes por cuatro rubros: contaminación en la extracción de materiales pétreos, emisión de contaminantes a la atmósfera, emisión de contaminantes del agua y emisión de contaminantes del subsuelo y/o suelo. Con el paso del tiempo, resultó ser un impuesto muy lucrativo que ha recaudado, desde su inicio en el año 2022 hasta la fecha, 4 mil 772 millones de pesos, de acuerdo con las cifras otorgadas por la Tesorería General del Estado al Congreso del Estado. Sin embargo, no está claro en qué programas de beneficio ambiental se han invertido estos impuestos, ya que el secretario del Medio Ambiente, Alfonso Martínez, en diversas comparecencias ante el Congreso Estatal, ha declarado no saber el destino de esos ingresos y ha pedido que esa información se solicite a la Tesorería, como fue el caso.
Además del monto de la recaudación total y por año, no hubo información adicional sobre las empresas contaminantes que pagan el impuesto, y que, contrario a lo que la gente pueda pensar, no se incluyen a las grandes empresas como Ternium, Cemex, Vitro, la Refinería, termoeléctricas, entre otras, ya que estas empresas invierten en tecnología para limpiar sus procesos, aunque la actividad propia que realizan esté ligada a la generación de gases de efecto invernadero, lo que contribuye al calentamiento global.
Con el reportaje realizado por Quinto Elemento Lab y The Guardian, conocimos acerca de la empresa Zinc Nacional y el gran nivel de contaminación que produce, con el alto impacto ambiental que genera y el gran nivel de daño a la salud que ha causado a los vecinos del área. Derivado del reportaje, nos enteramos de que Zinc Nacional es una de las empresas que paga impuestos verdes. La pregunta es: ¿cuántas empresas igual de contaminantes que Zinc Nacional hay en la zona metropolitana? Y nosotros ni enterados. El Congreso del Estado, por lo pronto, en una iniciativa promovida por la diputada Claudia Caballero, solicitó al Congreso Federal que en las actas de defunción se especifique cuando se trate de una muerte a causa de la contaminación. Sería un gran avance para ver si así, al tener un conteo más claro de las muertes prematuras, somos más conscientes de lo que nos está matando y exigimos a la autoridad acción contundente para mitigar la mala calidad del aire.