Samuel García tiene un método para diseñar y gestionar políticas comerciales en favor de Nuevo León. Es un método que sus opositores políticos del PRIAN han querido sabotear o desacreditar, pero que el gobernador de Nuevo León ha ido mejorando paulatinamente.
Veámoslo.
En la reciente visita que le hicieron a Samuel tanto el embajador de EUA, Ken Salazar, como ayer el embajador de Canadá, Graeme C. Clark, el gobernador les expuso su visión de política comercial, la misma que también desarrolló en la inauguración del nuevo Centro de Envíos Amazon, en Apodaca, con una inversión de $2,500 millones de pesos, y en el incMTY SUMMIT, la cumbre de negocios más importante de América Latina.
A los inversionistas de Nuevo León nos queda claro que el capítulo de integración comercial con América del Norte no es un peligro para México, y menos para Nuevo León.
La competencia comercial de Donald Trump 2.0 no es México, sino China. Por eso, nos necesita como su principal aliado estratégico, así sea para rivalizar contra el país de Xi Jinping, nuestro segundo socio comercial.
Samuel García ha promovido la instalación en Nuevo León de armadoras y empresas de todos lados del mundo (diversificarse es la clave del éxito), y ha sido cauteloso de no permitir la entrada de China en rubros como la 5G, ni que los chinos nos usen como pantalla para escabullirse al mercado estadounidense con certificados falsos, como ha sucedido en otros estados del norte de México.
De hecho, las industrias automotrices instaladas aquí, que antes se valían de remetales de origen chino, ahora sustituyen su cadena de suministros por fabricantes netamente mexicanos de componentes y estructuras, como acero inoxidable de alta resistencia y aluminio.
Por cierto, me comenta un alto directivo de insumos mexicanos que la crisis laboral no estallará en EUA por culpa de los migrantes ilegales, sino de un nuevo fenómeno cibernético, que expongo con un solo ejemplo: para diseñar nuevos prototipos de troquelados metálicos de determinadas características que mi amigo busca fabricar, recurrió no a ingenieros presenciales, del ITESM o de la UANL (lo regañé por eso), sino que contrató talento “freelance” de Camboya y Pakistán, a distancia, mediante una plataforma de Internet llamada Upwork. En un par de semanas, ya tenía, a precios bajos, los prototipos que requería su empresa.
De ahí que el riesgo de competencia desleal en salarios para los trabajadores norteamericanos no vendrá de Honduras o Haití, sino irónicamente de las tecnológicas del sudafricano Elon Musk y del hindú Vivek Ramaswamy, a quienes Trump acaba de nombrar titulares del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental de su gabinete.
Los aranceles se usan a veces como garrote para doblegar a quien se deje, con el fin de obligarlo a ceder en temas de la agenda, como injerencismo (caso del secuestro de Mayo Zambada) o migración (caso México como contención de migrantes, concentrando a esa misión a 27, 000 efectivos de la Guardia Nacional).
No es verdad la amenaza que algunos ven en Donald Trump de darle muerte súbita al T-MEC. ¿Dejarnos de mandar maíz amarillo del Corn Belt (Ohio, Indiana, Illinois, Iowa, Missouri) o azúcar de Florida? Imposible. Pierden ellos. El T-MEC se relanzará otros 16 años más, por supuesto con su correspondiente revisión anual.
Dicho de otro modo, a la manera de Samuel García, no nos intimidemos ante nuestros socios del norte: los aranceles se responden con aranceles. Si nos aumentan el impuesto a la exportación de acero mexicano, aumentemos el impuesto a la importación de carne de puerco (ese ojo por ojo ya sucedió hace algunos años y ganamos los mexicanos). Ahora, ni siquiera llegaremos a esos estira y afloja.
Promovamos la marca Nuevo León a nivel global como lo hace Samuel García y como no lo hace ningún otro gobernador.
A los norteamericanos, tanto como a los nuevoleoneses, nos conviene ser socios comerciales, no vecinos distantes.
A EUA exportamos casi 80% de nuestros productos nacionales e importamos casi el 16%. A ningún otro país exportamos tanto como a nuestros vecinos del Norte. Con China, en cambio, tenemos un creciente déficit comercial: por cada dólar que exportamos allá, ese país nos vende $11.5 dólares, es decirl, un desbalance vergonzoso. Además, en China se producen los precursores químicos para el fentanilo, que ilegalmente entra de México a EUA, el principal peligro de seguridad nacional y de salud en Norteamérica.
¿Le conviene a Trump asustarnos con suspender el T-MEC? Cómo táctica Intimidatoria, sí. Como estrategia comercial, no. ¿Será México el Afganistán de EUA con Trump 2.0? Jamás. Seremos, más bien, una potencia regional. De esos se trata la buena política comercial.