1. … y te diré quién eres. No es lo mismo desembolsar el guardadito que tenemos en el cajón para comprar medicinas que para ir a un concierto y ocupar una de las filas en la sección VIP. La manera en que empleamos nuestro dinero, los rubros que favorecemos en detrimento de otros, definen nuestra personalidad, ventanean nuestros valores y manifiestan la propia criteriología. Igual cuando pedimos prestado. Una cosa es endeudarse para poder estudiar en una universidad de prestigio y otra, para irse de pachanga con los amigos a un resort de lujo.
2. El presupuesto federal 2025 demuestra la axiología del actual gobierno. Los especialistas lo han analizado, en especial cuestionando la viabilidad de dos indicadores: el primero es la estimación de un crecimiento entre el dos y el tres por ciento, cuando los estudios proyectivos hablan de apenas un uno por ciento. El otro dato tiene que ver con la relación peso-dólar. Los datos oficiales pronostican que nuestra moneda andará por debajo de los 19 frente a la norteamericana, pero los expertos la sitúan sobre los $20 pesos por cada dólar.
3. Otro enfoque de los críticos es el problemón heredado por la actual Presidenta. Recibe, de acuerdo a esa óptica, una monumental deuda que se disparó sobre todo en el último año del sexenio pasado, compromisos de obras monumentales, pero cuya utilidad sigue cuestionada, inercias electorales que se mantienen, aún en tiempos no electorales. Mantener los programas sociales y las pensiones cuesta mucho dinero, y parece que no lo hay. Pero, como se dice en el terreno laboral: beneficio recibido se convierte en obligación, beca temporal se transforma en perpetua.
4. Un tercer elemento a analizar es el fiscal. Durante seis años se decidió no aumentar impuestos; resulta paradójico que a los más ricos se buscó no afectarlos, por lo que incrementaron notablemente sus fortunas, pero si se quiere continuar con el gasto social al mismo ritmo, será inevitable un ajuste al cinturón. A nadie nos gusta cumplir con nuestras obligaciones tributarias, y el inminente aumento en ellas disgustará a un sector de la población muy lejano de la 4T: las clases medias. Aquí hay una bomba de tiempo que estallará, me parece, tarde o temprano.
5. Y, por último, otros analistas se detienen en las reasignaciones que tienen visos de disminuciones reales. Las reducciones presupuestales en Defensa (44%), Seguridad Pública Ciudadana (36%), Salud (33%) y Cultura (30%) se justifican desde el oficialismo como atribuidas a otras dependencias. No pocos se preguntan si quitarle recursos a la Secretaría de Salud para dárselos al IMSS-Bienestar es la mejor decisión. Se actúa con los mismos criterios utilizados para desaparecer organismos autónomos y convertirlos en departamentos “independientes” de otras instancias públicas.
6. Celebro que el actual proyecto gubernamental quiera poner a los más pobres en el centro de su atención. Pero no es sólo con ayudas periódicas que sí alivian, pero no resuelven a mediano plazo los problemas. Hay que gastar, y mucho más, en educación, salud, seguridad y vialidades transitables; erradicar la corrupción y hacer realidad la tan cacareada austeridad republicana. Bien harán los funcionarios morenistas en bajarse de helicópteros y abstenerse de asistir a eventos como la Fórmula 1. Que recuerden el dicho: dime en qué gastas y te diré quién eres.
7. Cierre icónico. Hay de vecinos a vecinos. No es lo mismo vivir en el sur de Monterrey que en el oriente, allá por Guadalupe. A los regios no se les quiere molestar con la construcción del Metro en su Línea 5, por la afectación al tráfico vehicular y la reducción permanente del ancho de los carriles. Que los guadalupenses, en especial quienes circulan por prolongación Miguel Alemán, sufran las mismas molestias no importó a las autoridades, por más protestas (por cierto, pacíficas y sin bloquear calles) que hicieron. Lo dicho. Hay de vecinos a vecinos.