¿Por qué el PAN local no acepta el mensaje que le dio Sheinbaum a través de Samuel García?
Sin Censura
Ni tú ni yo queremos volver a los prácticamente toques de queda que, hace años, nos acuartelaban en nuestras casas después de medianoche.
Ni tú ni yo queremos volver a sufrir la incertidumbre de que nuestros hijos quedaran en riesgo cada vez que salían a una fiesta o celebración nocturna.
Ni tú ni yo queremos volver a aquellos años cuando pendían colgados de los puentes, decapitados en las avenidas o asesinados, partidos en pedazos.
Nuevo León ha mejorado en seguridad pública. Diga lo que se diga, salimos a la calle con más confianza y ya no somos una metrópoli sitiada por el crimen organizado.
¿Qué ha pasado? Nuevo León ha capacitado y profesionalizado a sus cuerpos policiacos; ha predominado la inteligencia estratégica antes que la simple respuesta a los actos delictivos.
No podemos hablar de éxito porque la violencia asoma eventualmente su fea cara. Pero el plan de seguridad ciudadana que a nivel federal encabeza Omar García Harfuch ha comenzado a rendir resultados. Samuel García se ha sentado a acordar con él en innumerables ocasiones.
Sería prematuro decir que en 100 días el nuevo plan ha resultado ser un éxito, porque en seguridad nada es permanente, aunque Nuevo León es un entorno muy distinto (de más está decirlo) al de Sinaloa, un estado fallido; o a Guanajuato, un estado fallido; o a Guerrero, un estado secuestrado.
Todo crimen organizado es siempre crimen autorizado. Y en Nuevo León no está autorizado delinquir.
Pero viene lo más importante: la presidenta Claudia Sheinbaum le dio un espaldarazo público al gobernador Samuel García en su reciente visita a Nuevo León y pidió al Congreso del Estado que cesara sus golpeteos al Ejecutivo local.
Luego, ha intercambiado con el gobernador planes de obra pública, gestión de recursos y respaldo incondicional.
Después, la Presidenta incluso fue más lejos: “¿Queremos bajar los índices delictivos de Nuevo León y reducir la violencia en el estado? La Fiscalía y el gobierno del Estado tendrán que coordinarse”.
Si el PAN le ha respondido a la mandataria que quiere primero sentarse a dialogar con ella, es porque el PAN no ha entendido nada; no supo decodificar su mensaje.
Si el PAN local (ya en vías de confrontarse con el PRI estatal) hizo caso omiso a los cuatro ejes para el combate a la inseguridad que marcó García Harfuch, es porque no ha entendido nada.
Si el PAN, en vez de tender la mano al acuerdo, dice simplemente que analizará buscar un diálogo sin llegar a nada concreto, es porque no ha entendido nada.
Si el PAN alega que la presidenta Sheinbaum está mal informada y solo le da peso a la versión del gobernador, es porque no ha entendido nada.
¿Y qué es lo que debería entender? Que, desde hace años, es decir, desde su alianza contra natura con el PRI, sin darse cuenta, el PAN es un dinosaurio en vías de extinción. Y acaso es algo peor: cómplice de los agentes instigadores de la inseguridad pública.
Tiempo de recapacitar y recular antes de rebasar el punto de no retorno. O acaso ya lo rebasó y no se ha dado cuenta. En ese caso sobran los mensajes y le harán mucha falta dosis de resignación.