¿Un Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) para el gobierno de Nuevo León?

Elon Musk (53 años) y Vivek Ramaswany (39 años) tienen un plan para eficientar el próximo gobierno de Donald Trump, y su meta de derogar regulaciones y recortar $2 billones de dólares podría servir como referencia, a escala para hacer más eficiente al gobierno de Nuevo León. Se trata de ahorrar costos y liberar a los ciudadanos de trabas burocráticas y parasitarias.

Antes, te doy contexto. En su red social X (que compró en 2022), así como en un artículo publicado recientemente en The Wall Street Journal, Musk señaló que su propósito con este consejo asesor consistirá en optimizar el gasto público y reducir la pesadísima carga burocrática que heredará de Joe Biden, un elefante blanco trepado en el espinazo de los norteamericanos. Te advierto que no es la primera vez que se funda una agencia de eficiencia gubernamental en EUA. Lo hizo Ronald Reagan como presidente, y Al Gore encabezó una parecida durante la administración de Bill Clinton. La diferencia es que Musk la fundará después de haber inyectado $250 millones de dólares a la campaña de Trump y siendo el hombre más rico del planeta. A mí me cayó mal que Musk pusiera en pausa la giga-factory en Nuevo León por su luna de miel con Trump, pero eso no obsta que admire su visión emprendedora. 

Musk suele contar una broma que, en el fondo, no deja de ser más que la pura verdad: “Mi empresa SpaceX construye un cohete más rápido de lo que el gobierno federal puede procesar los trámites para autorizar el lanzamiento de mi cohete”.

Por supuesto, las suyas no pasarán de ser meras sugerencias (diseñadas, eso sí, por herramientas algorítmicas), porque una de las condiciones que impuso Musk para participar fue no formar parte del organigrama federal. ¿Pero quién tomaría una sugerencia de Musk que no fuera una orden terminante? 
Musk se fijó como meta para cumplir este recorte gubernamental extremo, que pasa por el despido de al menos la tercera parte de los 3 millones de funcionarios públicos que forman el gobierno federal de Washington, para el próximo 4 de julio de 2026, coincidiendo con el 250 aniversario de la Independencia de EUA. Ese día, DOGE desaparecerá para siempre. 

Pero hay algo que casi nadie sabe. Y aquí es donde se ponen las cosas más interesantes. Grábate este nombre: Russell Vought (49 años). Este hombre de saco y corbata, barba de candado y buenos modales, esconde en su interior a un fundamentalista presbiteriano. No lo sé. Algunos lo tildan de agente de caos, otros lo acusan de fanático WASP (White Anglo-Saxon Protestant). Tampoco lo sé. Pero así mismo, Vought se dice cruzado y siente que encabeza una cruzada contra los infieles de la burocracia. 

Lo cierto es que es de los pocos colaboradores de Donald Trump que repetirá en el cargo que tuvo en su primera administración: director de la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB, por sus siglas en inglés), instancia donde en realidad se mide cada política pública y se evalúa la razón de ser de todas las dependencias oficiales. 

Musk aconsejará qué hacer desde el DOGE y Vought llevará a la práctica cómo hacerlo desde la OMB. Y si quieres saber de qué tamaño es la motosierra con la que Vought rebanará lo superfluo o sobrante de la Casa Blanca, basta que leas el ensayo que escribió para el Proyecto 2025 (más de 1,000 páginas), de la Fundación Heritage, eje rector del gobierno de Trump, tan radical que hasta el propio magnate pintó su raya durante la campaña para no perder votos y devotos. Entre otras razones, porque el Proyecto 2025 exige la absoluta inmunidad legal del inquilino de la Casa Blanca. De ese tamaño es su ambición. 

¿Hasta dónde llegará el radicalismo anti-burocrático de Vought? Por un lado, hasta retirar todas las barreras burocráticas entre el gobierno y los ciudadanos (cada barrera es un cobro; para eso se levantan las barreras gubernamentales). Por otro lado, hasta eliminar todos los egresos destinados a las causas sociales de la Agenda 2030 Woke, azuzada por el Partido Demócrata y por George Soros, que, desde el parecer de Vought, drenan a la fecha el presupuesto público norteamericano. 

¿Y cuál es mi opinión al respecto? Te la digo sin rodeos. Todos los derechos de los que “gozamos”, desde la libertad de expresión, la seguridad social, hasta la vigilancia en las calles, la obra pública, las pensiones al adulto mayor, elecciones transparentes y democráticas, etcétera, no son derechos gratuitos, ninguno; todos implican un costo de dinero. Mientras el gobierno se proponga garantizarte más y más derechos (por ejemplo, reducir la jornada laboral a 40 o 30 o 10 horas semanales, ampliar las vacaciones, subsidiarte la apertura de una microempresa), más se descobijan los derechos fundamentales. 

No hay manta presupuestal que alcance para todo. Hay un viejo dicho que dice: “Aprende a elegir tus batallas”. Podemos llevarlo al presupuesto público: aprende a elegir tus derechos. Porque, por abarcar muchos, a la larga no cubrirás ninguno. Y la idea es hacer trabajar nuestros impuestos (si no hay forma de que se eliminen, porque a nadie nos gusta el desperdicio). Las cosas como son.  Y quiero que generemos conciencia sobre la sobrecarga del gobierno y cómo funciona el sistema de finanzas públicas en algunos aspectos ya tan obsoleto en México. 

Eso, por un lado. Por el otro, está el aparato público pesado. Ese elefante blanco ineficiente y costosísimo al que se refiere Musk. 

¿Te has fijado que cuando haces un trámite público te piden tramitar otro adicional, como solicitarte el CURP, el acta de nacimiento, los permisos de otra dependencia pública, etcétera? Eso es burocratismo puro y llano, y sería muy interesante recortar las dependencias públicas que sólo sirven para cubrir los trámites que te solicitan otras. 

Suplamos tantos procesos burocráticos como sean posibles por la gestión en línea, vía remota, con aplicaciones tecnológicas. Porque el problema es que la tramitología burocrática es, en cierta forma, sinónimo de corrupción, aquí y en China. 

¿Hay institutos y organismos que sobran en Nuevo León y en los ayuntamientos? Sí. Hay que cerrarlos sin excepción. 

Pero te cuento la parte más interesante de este circo. Según Russell Vought, la agenda verde, progresista, atea (para él), y defensores de los pueblos más débiles, en realidad esconde un pretexto para incrementar el gasto público destinado al complejo militar industrial, acaso el gasto más opaco del gobierno de Biden. Se le llama socialwashing: el gobierno norteamericano de estirpe liberal lava su imagen aparentando, con estrategias engañosas, que se preocupa por las causas sociales sin implementar nada de manera significativa. 

¿Está basada en datos duros esta impresión de Vought sobre la industria armamentística fuera de control? Para corroborarlo, me puse a investigar en la Dark Web el gasto militar del Pentágono y de las 17 agencias de inteligencia que tiene el gobierno de EUA (muchos suponen erróneamente que la única que opera es la CIA). Y encontré datos verdaderamente escandalosos. Mañana te los revelo. Te sorprenderás. 

Y ahora el turno es tuyo: ¿crees que el DOGE de Trump y Musk puede ser útil como referencia para mejorar el servicio público en Nuevo León? 

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¡Hasta mañana!