Opinión

Cóctel Tóxico

Sección Editorial

  • Por: Ivonne Bustos
  • 17 Enero 2025, 00:45

Quienes vivimos en la Zona Metropolitana de Monterrey estamos condenados a respirar veneno puro. 

Una investigación realizada por la organización periodística Quinto Elemento y el periódico británico The Guardian revela niveles alarmantes de elementos tóxicos como plomo, cadmio y arsénico atrapados en los polvos de casas, escuelas y demás edificaciones que se encuentran en un radio de 2.5m de la empresa Zinc Nacional, avecinada en el municipio de San Nicolás.

La investigación comenzó a partir del seguimiento de las importaciones de residuos peligrosos que se realizan en México. A partir de ahí, dieron con la mayor importadora de polvos tóxicos derivados de la compactación y fundición de chatarra generada en Estados Unidos: la empresa Zinc Nacional.

Esta empresa lo que hace es introducir toneladas de polvos tóxicos al país, trasladarlos a la planta de San Nicolás, procesarlos para la extracción de zinc, haciendo emisiones altamente contaminantes que generan polvos corrosivos y lastiman la pintura de vehículos y atentan contra la vida y la calidad de vida de las personas que viven y trabajan en esa zona de la ciudad.

Esta investigación no solo revela esta escalofriante realidad para quienes respiramos diariamente las partículas sólidas en el ambiente de la zona metropolitana, sino que también pone al descubierto la negligencia, inoperancia e incapacidad de las autoridades ambientales. 

La Secretaría de Salud del estado debe intervenir de inmediato para realizar un monitoreo exhaustivo del contenido de materiales pesados, como el plomo en la sangre de la población vecina a esta empresa, evaluar su estado de salud y brindar los servicios médicos necesarios para mejorar la salud. No solamente en esta zona, sino en todas las áreas de mayor impacto ambiental producto de la contaminación ambiental, como García y Santa Catarina. A esto se le llama justicia ambiental.

Lamentablemente, no es solo esta zona la que se encuentra en estas condiciones. Tenemos zonas muy contaminadas que ya se encuentran rodeadas por empresas altamente contaminantes, las cuales realizan emisiones tóxicas y liberan una cantidad indiscriminada de polvos, muchos de ellos con alto contenido de materiales pesados.

Históricamente, la negación ha sido el arma de las autoridades responsables de garantizar un medio ambiente sano, lo que elimina la posibilidad de generar políticas públicas con acciones contundentes para encaminarnos a la disminución de emisiones fuera de norma y transitar hacia procesos industriales más limpios o menos contaminantes.

Con los 2 mil millones de pesos que se recaudan al año en impuestos verdes, se podrían realizar varias cosas por la población; la primera podría ser la creación de clínicas para la salud ambiental, inversión en tecnología de última generación para hacer las inspecciones de emisiones, niveles de producción de polvos y su composición, así como para regenerar áreas verdes y hacer grandes reforestaciones. 

Es obligación de las autoridades de salud hacer los cruces de enfermedades relacionadas con la contaminación, el número de muertes por este mismo concepto, así como generar estadísticas públicas al respecto y fomentar la colaboración interinstitucional para que Medio Ambiente actúe en consecuencia.

En este contexto surgen varias preguntas: ¿Los monitoreos ambientales no han sido capaces de medir las emisiones tóxicas por partículas y elementos tóxicos en esa empresa de la que nadie habla, que tiene montañas de residuos tóxicos tiradas a cielo abierto en sus instalaciones? ¿Cuántas empresas más hay como esa, contaminando y matando la vida de los vecinos y de la población entera? Este hecho debe tener consecuencias históricas y contundentes; la vida de la población está en juego.

 

 

Compartir en: