Frente a la innumerable diversidad de temas que, en la actualidad, atañen a la vida comunitaria de nuestras sociedades y ante la creciente preocupación de que las diferentes problemáticas lleguen a afectarnos en nuestro entorno más cercano, en el coloquio consensuado entre el pensamiento positivo para resolver las cosas y la triste realidad que nos azota con cierta crueldad… es digno de pronunciar, como lo hace la Academia Mexicana de la Lengua, un refrán sentencioso, exclamativo que describe la situación de cada uno de los actores que la provocan y que traduce de manera fiel su forma de actuar… con la frase: “Cada chango a su mecate”.
Y es que, frente a los particulares intereses de nuestras propias individualidades, cada uno de nosotros también somos ese “chango” trepado en el mecate de la consecución de la vida que, como cita el referido refrán, pide que cada quien se dedique a lo suyo.
Sin embargo, estimado lector y compañero de esta jungla que habitamos en comunidad, hoy, más allá de los intereses propios y personalísimos que, en lo individual, nos hemos trazado a conquistar, hemos de lidiar alternadamente con los intereses de otros “changos” que nos quieren imponer “a chaleco” (por no decir, “ a huev...”) sus formas poco honradas, transparentes y honestas de ejercer el liderazgo, el poder y la autoridad que hoy poseen.
Así pues, estimado lector, aunque, por ejemplo, vemos de “lejecitos” o de reojo las agresivas políticas públicas emitidas por el nuevo presidente vecino del norte, en los que, hasta ahora, supone que no nos puede afectar (a menos que usted sea un “chango” trepado en su “mecate” de indocumentado, terrorista o exportador), las consecuencias de sus actos, poco a poco, muy probablemente vendrán a agredir nuestros entornos sociales más inmediatos.
Y es que, con el tiempo, muy probablemente se verá dentro de nuestras comunidades una grave problemática social, pues al cerrar la puerta a tanto migrante necesitado, éstos, con sus necesidades de subsistir a través de un empleo, que difícilmente se podrían conseguir en nuestro territorio de manera legal, tendrán que buscarse otras formas —quizás no muy honradas— de hacerse de recursos para atender sus necesidades y las de sus familias.
De igual forma, en el tema del tráfico de estupefacientes o, ahora llamado, narco-terrorismo, al cerrar sus puertas en la comercialización de sus productos en Norteamérica, buscará con más codicia e intensidad abrir nuevos mercados envenenando a los vulnerables prospectos de consumidores en el territorio local.
En el tema de aranceles y el tratado, estos pintan a encarecer los productos de exportación en detrimento de sus costos y, por ende, complicar la generación de empleos, convirtiendo todo este ciclo en un círculo vicioso en el que, si no se detienen y se encuentran soluciones a las cosas, complicado se ve para poder salir.
A nivel federal, estatal y local, Presidenta, Gobernador, Diputados Locales y Alcaldes, como “changos” que también son, cada uno está montado en su “mecate” dedicándose a lo suyo para resolver, se supone, las distintas problemáticas que, en el ámbito de sus atribuciones, les compete en beneficio de una sociedad que, aparte de enfrentar con sus propias e individuales problemáticas de vida, tiene que lidiar entre baches, zanjas y obras paradas, inseguridad, contaminación, incremento de tarifas y las largas filas para desplazarse por medio del transporte urbano, lo que, lamentablemente, confirma y le da razón y sustento al multimentado refrán que nos ubica exactamente en la realidad individual que hoy vivimos en esta jungla de la vida: “Cada chango a su mecate”.
Por hoy es todo, amable lector. Medite lo que le platico, disfrute la vida y al máximo a su familia, esperando que el de hoy sea para usted un reparador día lleno de optimismo y entusiasmo. Me despido honrando la memoria de mi querido hermano Joel Sampayo Climaco, con sus palabras: “Tengan la bondad de ser felices”. Nos leemos aquí el próximo lunes.