¿Alcohol en las sesiones del Congreso de la Unión y nuevoleoneses involucrados en tales excesos?
Sección Editorial
- Por: Eloy Garza
- 07 Noviembre 2024, 03:29
Me cuentan que Alejandro Moreno, alias “Alito”, estaba alcoholizado mientras increpaba al presidente de la Cámara de Senadores, Gerardo Fernández Noroña. No me consta. No podría afirmarlo. Habrá que investigar.
Me dicen que el senador Luis Donaldo Colosio, en realidad, no sufría ningún dolor cuando pidió licencia unos días como legislador y que lo hizo por razones más bien frívolas. No me consta. No podría afirmarlo. Habrá que investigar.
Sé de un par de diputados federales de Nuevo León que disfrutan meterse sus copas y jaiboles antes de arribar a las sesiones. Que a duras penas pueden mantenerse sentados, lúcidos y balanceados en su curul. No me consta. No podría afirmarlo. Habrá que investigar.
Me dicen que circulan sustancias prohibidas en las bancadas del Congreso de la Unión. ¿Es verdad que algunos diputados federales sesionan alcoholizados luego de horas de ingerir whisky o tequila en los restaurantes interiores del propio San Lázaro?
¿Es verdad que el alcohol es parte de sus “prestaciones” y de sus “dietas” legislativas, a cuenta de nuestros impuestos, y que en sus propias oficinas de bancada cometen atracones impropios para un legislador responsable? ¿De ese tamaño es su irresponsabilidad? ¿Cómo confirmarlo si para entrar a esas zonas reservadas, digamos que VIP, el visitante necesita portar gafete?
Lo que sí me consta, porque ahí estuve en anteriores legislaturas, es que ex legisladores de Nuevo León, especialmente del PAN, celebraban fiestas y aquelarres en el recinto legislativo. Un deshonor en toda regla.
Y no digo más para no meterme en problemas legales, pero imagínatelo tú como lector.
Esa práctica ignominiosa de usar los recintos legislativos como salones de fiesta o cantinas, bajo el más impune de los clandestinajes, debe cesar.
Es imposible debatir ni aprobar iniciativas de ley mientras se brinda despistadamente con una botella de single malt. Me dice un diputado federal regiomontano que, en sus buenos tiempos, lo hizo también Porfirio Muñoz Ledo, incluso ya octogenario, y nadie se lo reprochaba. “Sí”, le contesté, “pero tú no eres Porfirio Muñoz Ledo y no le llegas ni a sus talones”.
Sé que aparecerán imágenes de estos desmanes por Instagram y Facebook. Seré el primero en reprochar esas canalladas de exhibir rivales u opositores. Pero tampoco podemos consentir borracheras y pasones como si fueran gracejadas. Si es verdad que lo que ahora debe imperar es la austeridad en todos los sentidos, que se aplique el rigor del reglamento a quien infrinja esa norma, más allá de la urbanidad y del buen decoro.
O que pidan licencia definitiva para que puedan embriagarse a gusto en sus casas o en las ajenas. Nadie le saca la vuelta a una carne asada con sus cheves mientras no sea a costa del erario público.
Allá ellos.
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