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Opinión

El uso faccioso de la ley de violencia política en razón de género

Techo de Cristal

El día de ayer, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó que el presidente Andrés Manuel López Obrador sí cometió violencia política de género contra Xóchitl Gálvez, candidata de la Coalición del PAN-PRI-PRD, a raíz de una denuncia interpuesta por la candidata derivada de un comentario que realizó el Presidente en una mañanera, que de manera textual expresaba: “Obtuvo la candidatura por decisión de un grupo de personas con poder político que la designaron para utilizar su imagen como una mujer de pueblo, y que con ello pretende causar simpatía en el electorado”.

La expresión por sí misma no refiere ningún tipo de agresión en esta materia ya que no hace referencia específica al género, sino a las personas que ejercen el poder político de los partidos y cuando se refiere a ella en su género lo hace refiriéndose a su imagen como cercana al pueblo, con lo cual no hay expresiones que denigren, subestimen o atenten contra la dignidad de Xóchitl por ser mujer, ni siquiera la refiere directamente por su nombre, sino en su calidad de candidata.

Lo que revela más bien esta determinación del Tribunal es una acción política en un momento clave en el que se discute la viabilidad del plan C en lo referente a la reforma al Poder Judicial, a la que hay una enorme resistencia por los grupos de poder. 

En meses anteriores el INE había determinado que sí había violencia política en razón de género porque en el cuerpo de la denuncia se expresaba que el Presidente había dicho que un grupo de hombres la designaron, el INE sobre esa expresión en la que se hace referencia a los hombres válida la comisión de violencia, el Presidente interpela porque jamás hizo esa expresión; el Tribunal da la razón al Presidente, corrige al INE y misteriosamente en este momento político-electoral decide determinar que siempre sí se cometió violencia en contra de Xóchitl Gálvez.

En paralelo a esta confirmación del Tribunal y como paradoja de la vida política, reaparece Xóchitl Gálvez en medios haciendo un tour de entrevistas en las que habla de los malos tratos que recibió del presidente de Acción Nacional y de cómo los tres presidentes de los partidos de su coalición manejaban el presupuesto de su campaña, decidían los apoyos que otorgaban y daban instrucciones sobre lo que se iba a decir.

Gálvez reveló la historia sobre el gritoneo que Marko Cortés le hizo el día de la elección cuando el panista se enteró por el mensaje de Claudia Sheinbaum que Xóchitl la había llamado para felicitarla, acción que Xóchitl confiesa no consultó con los presidentes de los partidos y decisión que tomó ella porque pensó que era lo correcto, lo que le costó el regaño y la furia de Marko Cortés, que a decir de Xóchitl, no era la primera vez.

Ante la pregunta de entrevistadores, Xóchitl profundizó en los momentos en los que Marko le “alzó la voz y utilizó un tono altisonante”, incluso dice que lo hizo con la voz alta aunque para mí fueron gritos. Una de esas ocasiones refiere que fue después del primer debate cuando la “regañó” por su mal desempeño, en ambas ocasiones señala que Juan Pardinas intervino para decirle al panista que “le bajara”.

Por supuesto justifica Xóchitl las agresiones de Marko generalizando los machismos de los hombres y en todo momento tratando de incluir al Presidente para meterlo en el mismo costal.

Para rematar y acabar de confirmar la violencia que sufrió como candidata por parte del presidente nacional del PAN y que continúa hoy en día, Xóchitl afirma que después de sus entrevistas del primer día en las que habló sobre los gritos de Marko Cortés, el presidente del PAN le llamó esa noche no para disculparse, sino para decirle que la quería ver y le comentó que no le gustó nada lo que se estaba ventilando en medios, así lo relató Xóchitl a Azucena Uresti durante su segundo día de entrevistas.

En el mundo al revés así se justifica a los agresores de las mujeres y se sanciona a quienes revelan de manera respetuosa los juegos de poder de la política mexicana. 

Queda claro que la violencia machista se normaliza y que la violencia política en razón de género es sólo una herramienta para politizar y neutralizar adversarios políticos, lo que es sumamente delicado porque se utiliza de forma contraria al espíritu de las leyes locales y federales para la erradicación de todas las formas de violencia contra las mujeres.

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