Un aliado natural en belleza y salud, entre sus beneficios destaca el crecimiento de pestañas y cejas, además de poseer un potente efecto laxante.
Conocido desde la época de los egipcios, el aceite extraído de las semillas del ricino (Ricinus communis), ha sido utilizado durante siglos.
Inicialmente, se empleó como base para ungüentos y en las primitivas lámparas de aceite. Sin embargo, su uso interno fue desaconsejado por los sabios griegos Teofrasto, Dioscórides y Plinio. Su nombre proviene del latín Ricinus, que significa “garrapata de perro”, debido a la semejanza de sus semillas con estos insectos.
El aceite de ricino se obtiene mediante la expresión en caliente de las semillas, seguido de un proceso de purificación para eliminar el epispermo. Durante la extracción, el calor coagula las proteínas presentes, incluyendo la ricina, un compuesto altamente tóxico. Su apariencia es clara y posee una densidad mayor a la de otros aceites.
Gracias a sus propiedades, su uso se ha expandido en los campos de la belleza, la alimentación y la medicina. Su principal diferenciador es su alto contenido en ácido ricinoleico, lo que le permite mezclarse con alcohol en cualquier concentración.
Uso en la belleza
Uno de los usos más populares del aceite de ricino es el fortalecimiento y crecimiento de pestañas y cejas. Muchas estéticas alrededor del mundo recomiendan su aplicación nocturna para lograr una apariencia más abundante y brillante.
Se sugiere utilizar un aplicador de rímel limpio para distribuir el aceite desde la raíz hasta la punta de las pestañas, y dejarlo actuar durante la noche. Si bien no hay evidencia científica concluyente, numerosos testimonios respaldan su efectividad.
El aceite de ricino también es un remedio natural para reducir las ojeras y bolsas bajo los ojos. Aunque el mejor remedio sigue siendo el descanso adecuado, aplicar unas gotas de aceite antes de dormir puede estimular la circulación en los capilares y disminuir la hinchazón.
Además, su alto contenido en vitamina E, fortalece las uñas, evitando su quiebre y manteniéndolas saludables y resistentes.
Aplicaciones en la medicina
El aceite de ricino también es conocido por su potente efecto laxante. En entornos clínicos y hospitalarios, se utiliza para vaciar el intestino antes de exámenes o procedimientos médicos. No obstante, su uso casero como laxante no es recomendable debido a su agresividad.
Sus efectos pueden manifestarse en aproximadamente tres horas, produciendo evacuaciones líquidas que pueden causar calambres o incluso deshidratación. Para quienes buscan alternativas más suaves y seguras, opciones naturales como el sen y la cáscara sagrada pueden ser más apropiadas.
Gracias a sus propiedades, el aceite de ricino ha trascendido su historia milenaria y sigue siendo un aliado valioso tanto en la cosmética como en la medicina. Ya sea para fortalecer el cabello y las uñas, o como parte de tratamientos especializados, su versatilidad lo convierte en un elemento imprescindible en el cuidado personal.