¿Alguien me puede decir por qué cada vez hay menos espacios para los niños?
La semana pasada vi dos noticias que me pusieron triste y pensativa. La Casa de los títeres cierra sus puertas, el Museo del juguete también, ambos lugares se ubican en Monterrey, la ciudad donde vivo.
Al final te cuento de un día que mi familia nunca va a olvidar en la casa de los títeres. Regresando al tema, todo esto me hizo recordar que durante la pandemia el Planetario Alfa, un museo sobre ciencia y el espacio, también cerró sus puertas en mi ciudad.
Cerca de ese mismo año, la juguetería Toys R Us cerró sus últimas sucursales en Estados Unidos en 2021, después de cerrar desde 2017 sus tiendas en países como Reino Unido y Australia.
¿Pero qué ha estado pasando en el mundo? ¿Dónde están jugando los niños que pudieron ir a estos espacios? Hay estadísticas que nos dicen que el tiempo que debe pasar un niño jugando en el exterior antes de los 6 años es de 5 a 8 horas y para los niños en edad de primaria y secundaria es de 4 a 5 horas.
Tú y yo sabemos que los niños de hoy no pasan ni siquiera dos horas fuera de su casa. Y también sabemos que están sumergidos en el mundo digital.
Estamos leyendo en nuestro Club de lectura el libro de Jonathan Haidt que se titula “Generación ansiosa”, si tienes hijos, por favor léelo. En este libro el autor nos dice cómo es que las redes sociales están aumentando los problemas de salud mental en nuestros jóvenes. Este cambio se dio en 2010 con las primeras generaciones que pasaron su adolescencia con redes sociales y un smartphone o teléfono inteligente.
Los casos de suicidio, depresión y ansiedad fueron en aumento, más en las chicas adolescentes que en los chicos, pero de igual forma, se vieron afectados todos. Jonathan Haidt propone cuatro soluciones para esta epidemia que atenta contra nuestros hijos:
* Evitar el uso de smartphones antes de la secundaria.
* No redes sociales antes de las 16.
* Escuelas sin teléfonos.
* Mucho más juego sin supervisión e independencia infantil.
Hay un proverbio africano que dice “It takes a village to raise a child” quiere decir: “Se necesita de un pueblo para criar a un niño”. No puedo estar más de acuerdo. Los papás de hoy estamos criando más solos que nunca. En los años ochenta, era común salir a la calle a jugar y las vecinas o las tías ayudaban a cuidar y hasta corregir a los niños.
El ambiente de la comunidad se ha ido perdiendo. Nos necesitamos unos a otros para juntos abrir puertas y ventanas a la infancia.
Quiero agradecer y dedicar esta columna a Elvia Mante y César Tavera creadores de la Casa de los Títeres, que han contado historias con su extensa colección de marionetas traídas de todo el mundo. En este hermoso lugar pasamos increíbles tardes de domingo con nuestras hijas.
Las llevamos solas, con primos, con amigos, con su escuela, con los compañeros con los que hicimos una obra de teatro. La más fan de este espacio soy yo ja, ja, ja.
Fuimos afortunados de estar ahí y ver la magia que lograban hacer estos esposos artistas. La última vez que fuimos (que no sabíamos que sería la última), nunca la vamos a olvidar. Esa tarde de domingo a las cinco en punto, estaba anunciada una función de cuentacuentos de Kamishibai con la maravillosa Tere Farfán, una niña cuenta cuentos en el cuerpo de una mujer adulta, una artista de verdad. Esta es una técnica de contar cuentos que aprendió Tere en Japón. Nosotros ya estábamos listos para ver la función, esa tarde sólo llegamos nosotros cuatro, mi esposo, mis dos hijas y yo.
Los fundadores de la casa de los títeres, Elvia y César, decidieron que la función se daría, porque a los que nos gusta el teatro sabemos que el show debe continuar. Es la tarde más especial que hemos pasado con nuestras hijas en este mágico lugar. Gracias por este recuerdo de la casa de los títeres.
Sabemos que seguirán adelante con sus proyectos de teatro con marionetas, porque más de 30 años los respaldan. Aunque cierren las puertas de su teatro, las puertas del arte y la inspiración de su misión no se cierra. Que vengan muchos festivales internacionales de marionetas como los que sólo ellos saben hacer.
Hoy hago una invitación a nosotros como padres, educadores, gobierno y sociedad, para promover, asistir, ayudar, apoyar, pagar un boleto, correr la voz, atrevernos a salir de la comodidad del mundo digital y sacar a nuestros hijos a vivir experiencias en el mundo real.
Somos una familia amante del teatro en todas sus formas y esto nos ha unido como familia y nos ha explicado mucho de la vida. Gracias por leerme, nos vemos la próxima semana.