Nuevo León

Río Pesquería, convertido en un tiradero de llantas

Además de los carretoneros y pepenadores, una planta de transferencia de basura que renta el municipio de Apodaca también contamina el afluente.

  • Por: David Cázares
  • 10 Julio 2023, 00:21

El río Pesquería sufre un gigantesco “ecocidio” al albergar no sólo toneladas de basura, aguas negras y criadero de animales, sino además porque este afluente se ha convertido en un inmenso “cementerio” de llantas… quizá el más grande de toda la urbe regia.

Y es que, además de que carretoneros y pepenadores han contribuido con el tiempo a incrementar el tiradero de neumáticos, también una planta de transferencia de basura que renta el municipio de Apodaca las acumula y hace que se extiendan hasta el río.

Según quejas de vecinos —y lo que se constató en un recorrido de El Horizonte por el lugar— muchos de estos peligrosos e inflamables residuos terminan en el lecho del afluente.

El rústico no está delimitado con una barda que impida el desbordamiento de las llantas hacia el caudal.

Según información oficial, este predio, ubicado sobre la avenida Nuevas Puentes, detrás de la colonia Muran Residencial, lo renta el municipio de Apodaca para que carretoneros dejen ahí lo que pepenan en las calles y luego la basura sea llevada a la planta de Simeprode, en Salinas Victoria.

Dirigido por la Secretaría de Servicios Públicos, el espacio colinda con un arroyo y recibe a decenas de carretoneros todos los días. De hecho, entre el río y la barda perimetral de la colonia privada, hay un asentamiento de carretoneros que son quienes pepenan los desechos.

“Ya lo hemos reportado, pero tenemos años, esta colonia privada tiene cinco años y desde que llegamos nos dijeron que iban a quitar esa planta que nos afecta y contamina el río, pero no ha ocurrido nada”, dijo un vecino.

Un recorrido realizado constató el tiradero de plásticos, excremento de caballos y otros residuos orgánicos en el arroyo, justo donde limita con el predio. En tanto, al interior de las instalaciones, una montaña con cientos de llantas inservibles se encuentra sin vigilancia ni medidas especiales de confinamiento.

El cerro de llantas de caucho se percibe claramente desde las alturas y sobre la avenida, por lo que ante la falta de medidas y de seguridad, habitantes de la zona temen por un incendio.

“Aquí está el peligro de que venga alguien y le prenda y con un cerillo nos manda a la chin...”, comentó un vecino.

En la entrada está un letrero que oficializa los horarios de operación y la dependencia municipal responsable.

“Carretoneros: horario de 9:00 de la mañana a 4:00 de la tarde. Atentamente: Servicios Públicos”, se lee en un cartel colgado en el oxidado portón de las instalaciones.

Los traslados, según se informó, ocurren aproximadamente una vez a la semana, y mientras se efectúan, los residuos permanecen en tres contenedores.

Llevan Vida infrahumana

El río Pesquería se ha convertido en un lugar donde constantemente existe la contaminación, el riesgo, la basura y se convierte peligroso para las familias y niños que viven, crecen y desarrollan en dicho lugar.

Cabe precisar que El Horizonte ha ido documentando una serie de problemáticas que se viven en este cauce, que, en lugar de ser un paraíso natural, se vuelve un lugar insalubre, descuidado y muerto en su fauna.

Una de las problemáticas es lo que padecen las familias que viven ahí en el río Pesquería, en los límites de Monterrey y Escobedo, quienes viven entre la basura.

En el predio irregular trabajan en su mayoría carretoneros que a veces llegan a ganar solamente $150 pesos al día, además de ello y de vivir rodeados de basura, estas personas soportan todo tipo de carencias como falta de agua potable, irregularidades en su servicio de energía eléctrica y el fuerte olor que dejan los desperdicios de los animales.

Otro de los problemas, que va de la mano con quienes viven ahí, es el peligro o enfermedades a las que se pueden enfrentar, quienes viven entre los cerros de basura y desperdicios con los que a diario “conviven”.

Quienes habitan ahí lo hacen de manera infrahumana y, según expertos, quedan en un constante riesgo de contraer una enfermedad letal, pues las viviendas están infestadas de basura, plagas, desechos de animales y aguas negras que escurren por el mismo afluente.

Este problema se vuelve más complicado, pues hay diversos criaderos de animales, como cerdos, cabras y ovejas, los cuales se dan en medio de la suciedad y que posteriormente son vendidas para consumo.

Sin embargo, ante la contaminación que persiste en esta zona y la insalubridad, las personas que lo hacen, ni siquiera viven ahí, sino que han hecho “ranchitos” contaminantes que les dejan dinero con esa actividad.

Parte de la insalubridad de estos criaderos es que los animales caminan sobre la basura, comen de la basura y no tienen una dieta específica, por lo que pudieran padecer parásitos e infecciones.

Sin embargo, ante todas estas problemáticas, no existe alguna regulación para evitar que esta situación siga afectando de manera importante a la población que vive en los alrededores y al río, el cual debería ser un paraíso natural.

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