Fallece a los 81 años Nikki Giovanni, poeta y escritora
La poeta, autora, académica y oradora pública falleció a los 81 años el pasado lunes según un comunicado de su amiga y autora Renée Watson
- Por: AP
- 10 Diciembre 2024, 21:10
Nikki Giovanni, la poeta, autora, académica y oradora pública que pasó de pedir dinero prestado para publicar su primer libro a décadas de celebridad literaria en las que compartía opiniones francas sobre todo tipo de temas, desde el racismo y el amor hasta los viajes espaciales y la mortalidad, ha fallecido. Tenía 81 años.
Giovanni, objeto del premiado documental de 2023 “Going to Mars”, falleció el pasado lunes con su compañera de toda la vida, Virginia “Ginney” Fowler, a su lado, según un comunicado de su amiga y autora Renée Watson.
“Nos sentiremos eternamente bendecidos de haber compartido un legado y amor con nuestra querida prima”, dijo Allison (Pat) Ragan, prima de Giovanni, en un comunicado en nombre de la familia.
Autora de más de 25 libros, Giovanni era una confesora y artista nata a quien los fanáticos llegaron a conocer bien a través de su trabajo, lecturas y otras apariciones en vivo y sus años como académica del Tecnológico de Virginia (Virginia Tech), entre otras escuelas. Colecciones de poesía como “Black Judgement” y “Black Feeling Black Talk” vendieron miles de ejemplares, le valieron invitaciones a “The Tonight Show” y otros programas de televisión y la hicieron lo suficientemente popular como para llenar el Lincoln Center, un auditorio con 3,000 butacas, para una celebración por su cumpleaños 30.
En poesía, prosa y declamación, contó su historia. Retrató su infancia en Tennessee y Ohio, defendió el movimiento Black Power, abordó sus batallas contra el cáncer de pulmón, rindió homenaje a héroes desde Nina Simone hasta Angela Davis y reflexionó sobre pasiones personales como la comida, el romance, la familia y viajar al espacio —un viaje para el cual creía que las mujeres negras estaban especialmente calificadas por todo lo que ya habían sobrevivido. Editó una antología pionera de poetas negras, “Night Comes Softly”, y ayudó a fundar una cooperativa editorial que promovió obras de Gwendolyn Brooks y Margaret Walker, entre otras.
Por un tiempo, fue llamada “La Princesa de la Poesía Negra”.
“Todo lo que sé es que ella es la mujer más cobarde, más valiente, menos comprensiva, más sensible, más pacífica, más quijotesca, más mentirosa, más honesta que conozco”, escribió su amiga Barbara Crosby en la introducción de “The Prosaic Soul of Nikki Giovanni”, una antología de prosa no ficticia publicada en 2003. “Amarla es amar la contradicción y el conflicto. Conocerla es nunca entender, pero estar seguro de que todo es vida”.
Los admiradores de Giovanni iban desde James Baldwin hasta Teena Marie, quien la mencionó en el éxito de baile “Square Biz”, hasta Oprah Winfrey, quien invitó a la poeta a su cumbre “Living Legends” en 2005, cuando otras invitadas de honor incluyeron a Rosa Parks y Toni Morrison. Giovanni fue finalista del Premio Nacional del Libro en 1973 por una obra en prosa sobre su vida, “Gemini”. También recibió una nominación al Grammy por el álbum de declamación “The Nikki Giovanni Poetry Collection”.
En enero de 2009, a petición de NPR, escribió un poema sobre el presidente entrante, Barack Obama.
Giovanni tuvo un hijo, Thomas Watson Giovanni, en 1969. Nunca se casó con el padre, porque, según le dijo a la revista Ebony, “No quería casarme y podía permitirme no hacerlo”. Durante la última parte de su vida vivió con su pareja, Fowler, una compañera de facultad en Virginia Tech.
Su nombre de pila era Yolande Cornelia Giovanni Jr., nació en Knoxville, Tennessee, y pronto su hermana mayor la empezó a llamar “Nikki”. Tenía 4 años cuando su familia se mudó a Ohio y finalmente se estableció en la comunidad negra de Lincoln Heights, a las afueras de Cincinnati. Viajaba a menudo entre Tennessee y Ohio, ligada a sus padres y a sus abuelos maternos en su “hogar espiritual” en Knoxville.
De niña, leyó desde libros de historia hasta Ayn Rand y fue aceptada en la Universidad Fisk, la histórica escuela negra en Nashville, después de su tercer año de secundaria. La universidad fue un tiempo de logros y de problemas. Sus calificaciones eran buenas, editó la revista literaria de Fisk y ayudó a iniciar la rama del campus del Comité Coordinador Estudiantil No Violento. Pero se rebeló contra los toques de queda de la escuela y otras reglas y fue expulsada por un tiempo porque sus “actitudes no coincidían con las de una mujer de Fisk”, escribió más tarde. Después de que la escuela cambiara a la decana de mujeres, Giovanni regresó y se graduó con honores en historia en 1967.
Giovanni contó con el apoyo de amigos para publicar su primera colección, “Black Poetry Black Talk”, que salió en 1968, y en el mismo año se autoeditó “Black Judgement”. El radical Movimiento de Artes Negras estaba en su apogeo y los primeros poemas de Giovanni como “A Short Essay of Affirmation Explaining Why”, “Of Liberation” y “A Litany for Peppe” eran llamados militantes para derrocar el poder blanco: “The worst junkie or black businessman is more humane/than the best honkie” (“El peor drogadicto o empresario negro es más humano que el mejor blancucho”), escribió.
“He sido considerada una escritora que escribe desde la rabia y eso me confunde. ¿De qué más escriben los escritores?”, escribió en un boceto biográfico para Escritores Contemporáneos. “Un poema tiene que decir algo. Tiene que tener algún sentido; ser lírico; ser conciso; y aún así ser legible por cualquier lector que tenga la amabilidad de tomar el libro”.
Su oposición al sistema político se moderó con el tiempo, aunque nunca dejó de abogar por el cambio y el autoempoderamiento, o de recordar a los mártires del pasado. En 2020, apareció en un anuncio del candidato presidencial Joe Biden, en el que instaba a los jóvenes a “votar porque alguien murió para que tú tuvieras el derecho a votar”.
Su obra más conocida llegó al principio de su carrera; el poema de 1968 “Nikki-Rosa”. Fue una declaración de su derecho a definirse a sí misma, una advertencia a otros (incluidos los escritores de obituarios) para no contar su historia y una breve meditación sobre su pobreza en la infancia, el amor y las bendiciones, desde reuniones festivas hasta bañarse en “una de esas grandes tinas que la gente en Chicago usa para hacer barbacoas”, que la trascendieron.
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