Vibra la afición regia con la WWE en la Arena Monterrey

La tarde-noche transcurría en la Sultana del Norte y las calles se inundaban de logos peculiares, logos que sólo el fiel mundo del wrestling conoce… y es que era un día especial, porque la WWE regresaba a la ciudad de Monterrey.

Los fanáticos tuvieron que esperar alrededor de nueve meses para volver a ver a sus superestrellas favoritas, pero cuando se dieron las 18:00 horas y las luces se apagaron, el sentimiento en la Arena Monterrey fue el mismo: la espera había valido la pena.

Un alarido estremeció el lugar armonizado con el juego de luces, que indicaba que estábamos viviendo un espectáculo de nivel mundial, y de pronto… “Booyaka, Booyaka”.

La multitud se volvió loca... el orgullo de México estaba en casa, el hombre del 619: Rey Mysterio, acompañado del legado del fantasma, quienes portaban con orgullo playeras de la Latin World Order.

Mysterio movió las masas a su gusto, la gente se le entregó en cuerpo y alma, la Arena Monterrey en su totalidad se rindió a sus pies, y no sólo ellos, también sus rivales: Imperium, quienes cayeron derrotados tras un 619 que la gente coreó a todo pulmón.

La multitud ya estaba encendida, lo que se vivía en la Arena Monterrey era una locura... y de pronto, las guitarras retumbaron en el recinto, indicaban la entrada de ‘The Man’, Becky Linch, quien se enfrentaría a Natalya y la Campeona Rhea Ripley, quien se robó la atención de la gente a pesar de ser Heel.

Rhea terminó llevándose la victoria para retener su Campeonato con el cántico de “1… 2… 3” de la gente.

El verde, blanco y rojo volverían a ondear por el aire cuando el portador del legado del fantasma saltó en escena: Santos Escobar buscaba conseguir la victoria ante Austin Theory, quien se llevó un sonoro abucheo.

Santos terminó siendo derrotado por Theory, pero al final alzó la bandera mexicana en alto para ser ovacionado por los fans en la Arena Monterrey.

Corrían las 19:04 horas de la tarde cuando la Arena Monterrey se oscureció en su totalidad, los flashes de los celulares iluminaron el puente por el que los luchadores pasan antes de enfrentar la batalla... las guitarras sonaron, los cánticos empezaron y en escena apareció la pesadilla americana: Cody Rhodes.

Quien alguna vez destruyó un trono que representaba la WWE, hoy era ovacionado por el universo de la empresa que se le entregó durante cada segundo de la lucha.

Damian Priest, quien era su rival, luchó contra los abucheos del público, pero cayó derrotado por el American Nigthmare, quien se quedó más de 10 minutos tomándose fotos con su gente.

Más luchas pasaron, Matt Riddle derrotó a The Mizz, y Asuka retuvo su título ante Charlotte Flair y Shotzi, así que era momento del evento estelar.

“Burn It Down”, la gente gritó junto a la canción que anunciaba la salida de Seth Rollins... ¿su rival?, el Heel más odiado en los últimos meses, quien traicionó a su padre para buscar la fama: Dominik Mysterio.

La gente no paraba de corear la canción de Seth Rollins, incluso cuando la misma se detuvo, la gente seguía cantando; “Oh, oh, oh…”, y se detuvo abruptamente cuando Dominik tomó el micrófono, los cantos se transformaron en abucheos.

La pelea transcurría, Dominik se veía contra las cuerdas, pero con ayuda de Damian y Ripley noquearon a Rollins, incluso a los réferis para hacer de las suyas... y cuando parecía que todo estaba perdido... “Booyaka, Booyaka”, la gente se volvió loca.

Mysterio saltó en escena para defender a Rollins y poner en su lugar a su malcriado hijo... los buenos salvaron el día y un emotivo mensaje de Rey Mysterio ponía fin a la velada.

“Viva México”, gritó Mysterio, “This is awesome”, gritó la gente... grandes y niños, todos unidos por una sola pasión, una pasión que trasciende la frontera entre países: la WWE.