Acuden familias a los molinos en busca de masa para tamales

En la colonia Bellavista, el molino de Doña Regina se convierte en el corazón de la comunidad durante las fiestas decembrinas. 

Ubicado en la calle General Charles, entre Hidalgo y Morelos, este negocio familiar, con más de 30 años de tradición, se llena de vida desde las primeras horas de la mañana, cuando cientos de personas llegan para llevarse la masa necesaria para los tamales de la cena de Nochebuena.

El proceso comienza desde las 5:00 horas, cuando el maíz, previamente cocido con cal por dos horas, pasa por la molienda para transformarse en masa fresca. 

En este dia, en el molino de Doña Regina, se venden entre 10 y 15 kilos por persona, por lo cual la producción aumenta para atender la alta demanda. Doña Regina y su equipo trabajan hasta la 1:00 horas, asegurándose de que cada cliente tenga lo necesario para preservar la tradición.

“Venir aquí es parte de la celebración. La masa tiene una calidad inigualable, y con ella hacemos los tamales que se comparten en familia”, expresa Verónica, una clienta habitual.

La preparación de tamales en Navidad es una tradición profundamente arraigada en los hogares mexicanos.

Cada familia tiene su receta especial, pero el punto en común es la masa, que muchos prefieren adquirir en molinos como el de Doña Regina.

“Aprovechamos para reunirnos y hacer los tamales juntos, algunos ya están de vacaciones, y los que trabajan medio día se suman más tarde. Es un momento para convivir”, añade Verónica.

El molino de Doña Regina no solo ofrece masa de calidad, sino que también representa el esfuerzo y la dedicación de generaciones. 

En esta época del año, se convierte en un punto de encuentro para vecinos y familias que mantienen viva una tradición que une a los comensales en la mesa, donde los tamales son los protagonistas de la noche más especial del año.

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