Ofrece sus canciones para sacar a su hijo de cárcel en Texas
Doña Paula anhela ver a su hijo nuevamente en libertad, por lo cual pone a disposición sus composiciones para de esa forma obtener recursos económicos
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Septiembre
2024
“Te lo voy a decir cantando como le dije al sheriff: Traigo una espada invisible, clavada en mi corazón. Que me lastima y hostiga, me causa grande dolor. Pues mi hijo se encuentra preso en una gran prisión”.
Paula tiene 81 años y pide la libertad de Juan, preso en Estados Unidos. A cambio ofrece su música en Monterrey. Busca quién grabe sus canciones.
Un sheriff de Texas le dijo que, si alguien las graba, sus regalías le darían para contratar un buen abogado. Necesita entre 50 a 60 mil dólares.
“Mi necesidad de madre es porque no tarda el Señor en llamarme y no quiero dejar a mi hijo preso; yo no me quiero ir de este mundo si no ver a mi hijo libre y esa es mi grande necesidad”, dice.
“En esa ciudad de Houston. Un accidente pasó y en las manos de mi hijo, la pistola disparó. Una mujer cayó herida y a los dos días se murió”, segunda estrofa del corrido a su hijo.
De acuerdo con el documento emitido por el Departamento de Justicia Criminal de Texas, Juan Francisco Hernández fue declarado culpable de homicidio por la muerte de Amelia Damián, el 28 de diciembre de 1996. Su sentencia: 40 años, lleva 30, le faltan 10 años.
“Yo le canté un corrido que le compuse a mi hijo a un sheriff y él me dijo que no se lo cantara a nadie, que viniera y lo registrara y con él podía yo ayudarme a sacar a mi hijo; el consulado mexicano dice que necesito de 50 mil a 60 dólares para pagar un buen abogado”.
Paula ya registró diez canciones ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Cumbias, baladas y corridos. Incluso la canción que le dedicó a su esposo.
Ella las ofrece para quien quiera grabarlas y pueda generar regalías. Hasta la pandemia, ella no sabía que se gana dinero con canciones, lo lamenta, porque ya tenía 78 años.
“SI TE MUERES, LO AHORCAS”
La vez que Paula sintió cerca su muerte, fue al nacer Juan. El parto más doloroso de los seis que tuvo. Quiso rendirse, pero su hermana le recordó que no podía. Si ella moría, él también.
“Con ese mismo valor del último momento que yo me estaba yendo e hice fuerza para que mi hijo no se muriera, es la misma, lo mismo que siento ahorita”, recuerda.
Después de ser detenido en Houston, en estos 30 años, a Juan Francisco lo trasladaron a San Jacinto y otras prisiones de Texas donde su madre lo visita al menos una vez al año. La última está cerca de Dallas, a cinco horas de Houston, a Paula le cuesta mínimo 800 dólares ver a su hijo.
“Es algo doloroso, porque llega uno y lo ve y quiere traérselo, no quiere dejarlo dentro (…) y aparte sus cartas que me manda".
Lo que Juan le cuenta, a ella le parece una película: custodios riéndose, mientras los presos son abusados. Juan defendiéndose y enviado a un calabozo.
“Me mortifica y le digo: no me cuentes, cuéntale a Dios, no puedo defenderte, hijo mío”.
Paula ya no llora frente a cualquiera porque se burlan o revictimizan a su hijo. Busca quién le ayude a liberarlo, pues aún le falta mínimo 10 años de cárcel y no cree que viva para entonces.
La vez que Juan nació, cuando creía que moriría en el parto, su hermana le dijo: “¡Ay flaca, si te mueres, lo ahorcas!”. Por él siguió viva, por él sigue viva.
“Quiero sacarlo antes de irme, no quiero dejarlo morir ahí adentro”.
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